viernes, 8 de julio de 2011

¿QUE GUÍA TU VIDA?

“Proverbios 12:26 El justo sirve de guía a su prójimo; Mas el camino de los impíos les hace errar".

¿Qué guía nuestra vida para ser guía del prójimo?
Todos tenemos algo que guía nuestras vidas. Los diccionarios definen el verbo guiar como Aquello que dirige o encamina / mover, conducir o empujar.
Quizás lo que te guía en estos momentos sea un problema, un plazo o una exigencia. Puede que seas guiado por un mal recuerdo, un temor constante o una costumbre involuntaria. Hay cientos de circunstancias, razones y sentimientos que guían tu vida.
1) A muchos los guía la culpa. Se pasan toda la vida huyendo de sus errores y ocultando su vergüenza. Quienes cargan culpas son controlados por sus recuerdos.
Permiten que su futuro sea controlado por su pasado. Sin darse cuenta, se castigan a sí mismos, saboteando sus propios logros. Cuando Caín pecó, su culpa lo separó de la presencia de Dios, y el Señor le dijo: . Eso describe a la mayoría de la gente: va por la vida sin propósito alguno.

Somos el resultado de nuestro pasado, pero no tenemos que ser prisioneros del mismo. El propósito de Dios no está sujeto a tu pasado.
El, que convirtió a un asesino llamado Moisés en un líder y a un cobarde llamado Gedeón en un héroe valiente, también puede hacer cosas increíbles con lo que te queda de vida. Dios es experto en dar borrón y cuenta nueva a la gente. La Biblia dice: “Feliz el hombre a quien sus culpas y pecados le han sido perdonados por completo” (Salmos 32:1).

2) A muchos los guía la ira y el resentimiento. Se aferran a heridas que nunca logran superar. En vez de sacarse el dolor por medio del perdón, lo repiten una y otra vez en sus mentes. Los que viven motivados por el resentimiento se e interiorizan su ira, otros y explotan ante los demás. Ambas reacciones son dañinas e inútiles

El resentimiento siempre te daña más a ti que a la persona con la que estás resentido. Mientras la persona que te ofendió quizás olvide la ofensa y siga su vida, tú continúas hirviendo de dolor, perpetuando el pasado.

Escucha bien: Los que te hicieron daño en el pasado no pueden seguir haciéndotelo a menos que te aferres al dolor por medio del resentimiento. ¡Lo pasado, pasado está! Nada lo podrá cambiar. Te estás haciendo daño a ti mismo con la amargura.
Por tu propio bien, aprende de todo eso y líbrate. La Biblia dice: ”Entregarse a la amargura o a la pasión es una necedad que lleva a la muerte” (Job 5:2)

3) A muchos los guía el temor. Sus temores pueden ser el resultado de una experiencia traumática, de falsas expectativas, de haber sido criados en un lugar de disciplina rígida o incluso de una predisposición genética. Cualquiera que fuere la causa, las personas condicionadas por el temor pierden oportunidades porque temen aventurarse a emprender cosas. Van a lo seguro, evitando riesgos y tratando de mantener el nivel.

El temor es un tipo de cárcel que tú te impones, impidiéndote llegar a ser los que Dios desea que seas. Debes reaccionar contra eso con las armas de la fe y el amor. La Biblia dice: “La persona que ama no tiene miedo. Donde hay amor no hay temor. Al contrario, el verdadero amor quita el miedo. Si alguien tiene miedo de que Dios lo castigue, es porque no ha aprendido a amar” (1° Juan 4:18)

4) A muchos los guía el materialismo. El deseo de adquirir se convierte en la meta principal de nuestras vidas. Este deseo de querer siempre más se basa en la idea equivocada de que cuanto más tengas serás más feliz, más importante y vivirás más seguro, pero los tres conceptos son erróneos. Las posesiones sólo proveen felicidad temporal. Como las cosas no cambian, tarde o temprano nos aburrimos de ellas, entonces queremos otras nuevas, más grandes y más modernas.

No se puede determinar cuánto vales por las cosas que posees y Dios dice que ¡las cosas más valiosas en la vida no son los bienes que posees! La verdadera seguridad se fundamenta sólo en algo que no te pueden quitar: tu relación con Dios.

5) A muchos los guía la necesidad de ser aceptados. Permiten que las expectativas de sus padres, cónyuges, profesores o amistades controlen sus vidas. Muchos adultos siguen tratando de ganarse la aceptación de sus padres, a quienes es imposible agradar. A otros los guía la presión de los amigos, preocupándose siempre por el . Tristemente, aquellos que siguen al mundo, por lo general se pierden en él.

Desconozco todas las claves del éxito, pero tratar de agradar a todo el mundo es una de las claves del fracaso. Ser influenciado por la opinión de los demás te garantiza perder los propósitos de Dios para tu vida. Jesús dijo: “Nadie puede servir a dos señores” (Mateo 6:24)

Hay otras influencias que pueden guiar tu vida, pero todas terminan en un callejón sin salida. Por ejemplo: potencial sin poder usarlo, estrés innecesario y una vida vacía.

Nada más importante que conocer los propósitos de Dios para tu vida, y nada puede compensarte el no conocerlos; ni siquiera el éxito, la riqueza, la fama o los placeres. Sin un propósito, la vida es una marcha sin sentido, un movimiento sin dirección y sucesos sin motivos. La vida sin propósito es trivial, insignificante e inútil.

Efesios 1:11 En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad,

Romanos 8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.

Salmo 138:8 Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre;
No desampares la obra de tus manos.


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