jueves, 10 de septiembre de 2015

LOS OBSTÁCULOS INTERNOS

Vemos en la Biblia que muchos usan como excusa los obstáculos externos (es decir, las dificultades que se presentan a su alrededor) para justificar su falta de avance; pero la realidad es que no han podido vencer obstáculos internos.  Para poder progresar, lo primero que debes vencer son tus obstáculos internos. Cuando venimos a la presencia del Señor, su Luz nos ayuda a descubrir los impedimentos que hay en nuestro interior.  La Biblia nos enseña que nuestra fe (aunque sea del tamaño de un grano de mostaza) se puede usar hasta para mover montañas (Lucas 17:6).   Puedes mover ese obstáculo.  Puedes realizar  hazañas.  Puedes levantarte y decirle a ese monte “quítate” y el monte se quitará.  Este es tu día para vencer por completo cualquier obstáculo interno. 

Obstáculo Interno 1:  “NO PUEDO HABLAR
Pero Moisés habló delante del SEÑOR, diciendo: He aquí, los hijos de Israel no me han escuchado; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de palabra? (Éxodo 6:12)
Aquí Dios está enviando a Moisés a una misión, pero él le responde que no puede porque era “torpe de palabra”. ¿Será que esa era una excusa valedera? (porque él había sido educado apropiadamente en el palacio en Egipto, había tenido los mejores instructores).  Es curioso que alguien que fue tan preparado como Moisés, cuando llega el momento en que debe enfrentar su verdadero destino, piense que no puede.  Muchos de los que son llamados por Dios, creen que no tienen la habilidad.  A sus propios ojos, se ven incapaces, y ese es su obstáculo interno.  Pero si Dios nos llamó debemos caminar en el nombre de Jesús, porque Dios nos ha dado una palabra para llevarla al necesitado y lo que a nosotros nos corresponde es abrir nuestra boca porque “Él la llenará”.
Puede ser que desde niños nos han dicho: “Cállate”.  “No tienes que hablar, porque solamente los adultos lo hacen”.   Y eso creó en nuestro interior un ‘silencio’ que nos impide hablarle a los demás del amor de Dios.  Pero tienes que romper ese impedimento en el nombre de Jesús.  Debemos abrir la boca y aunque hablemos tartamudos, Dios la llenará con Sus Palabras.  Si obedecemos a su mandato Él no nos dejará avergonzados.  Incluso hablaremos en frente de reyes, presidentes, etc., como la esclava de la esposa de Naamán el sirio, que le habló a su ama diciendo que el profeta Eliseo podía curar de la lepra a su señor Naamán.  Quizá ella estuvo esperando el momento apropiado para hablarle, y cuando llegó el momento, Dios no la dejó avergonzada.  Ella al ser esclava estaba en una condición inferior, pero eso no le impidió ir a evangelizarlo deliberadamente.  Muchos se callan porque se sienten “inferiores”.  Debes vencer ese obstáculo interior, porque nos dieron la orden de predicarles a todos.  Esta mujer, siendo israelita (del pueblo de Dios), era esclava de un militar pagano.  Esto podría mirarse como una supuesta derrota.  ¿Cuál es la enseñanza? Que aunque parezcamos derrotados, no debemos dejar de hacer la obra de Dios, porque podemos hacer grandes cosas aunque no nos estén reconociendo.  Debemos saber que la obra es de Dios y Él se encargará de que Su palabra no regrese vacía. Como el Apóstol Pablo, que aun estando preso, seguía predicando.  No hubo nada que lo detuviera. Jamás pensó: "ya no puedo hablar". 
Obstáculo Interno 2: “SOY POBRE”.
Y el SEÑOR lo miró, y dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te he enviado yo? Y él respondió: Ah Señor, ¿cómo libraré a Israel? He aquí que mi familia es la más pobre en Manasés, y yo el menor de la casa de mi padre. (Jueces 6:14-15 LBLA)
Primero vimos el obstáculo que presentó Moisés diciendo que no sabía hablar, y ahora vemos a Gedeón diciendo que era pobre. A veces Dios nos habla más de una vez y nosotros de igual forma le presentamos más de una excusa.  Pero debemos comprender que muchos de nosotros estamos marcados para ser siervos de Dios y, hagamos lo que hagamos, llegaremos a realizar lo que Dios nos está mandando porque esa es nuestra naturaleza divina, y nuestro destino.
Cristo pagó nuestra salvación para que nosotros vayamos en Su nombre a hacer todo lo que hemos sido llamados a hacer.  Si no lo hacemos, el obstáculo está dentro de nosotros y no afuera, (es decir, que no vale echarle la culpa al diablo, o a la gente, o a las circunstancias…).  Podríamos decir que el primer enemigo es nuestro propio yo, cuando decimos: “no puedo” ó “soy pobre”. 

Es con el dinero de Dios que haremos la obra, no con el nuestro.  Dios tiene sus recursos, Él no depende de los nuestros.  El dinero de Dios lo obtendremos conforme lo vayamos necesitando, así funciona Su Obra.  No debemos ponerle excusas a Dios, solamente tenemos que obedecerle.
CONTINUARÁ...
MCN | Misión Cristiana a las Naciones
Equipo Pastoral.