lunes, 13 de junio de 2011

COMO CRECEMOS

Efesios 4:14-15 “14 para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”, “15 sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.


Dios quiere que crezcas. La meta de nuestro Padre celestial es que maduremos y desarrollemos las características de Jesucristo. Lamentablemente, millones de cristianos envejecen pero nunca maduran. Están atascados en una infancia espiritual perpetua, permanecen en pañales y escarpines porque nunca tuvieron la intención de crecer.


El crecimiento espiritual no es automático. Requiere compromiso intencional. Debes desear crecer, decidir crecer, hacer un esfuerzo por crecer y persistir en el crecimiento. El discipulado, el proceso de convertirnos más semejantes a Cristo, siempre empieza con una decisión. Jesús nos llama y nosotros respondemos:


Mateo 9:9 “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió”.


Cuando los primeros discípulos decidieron seguir a Jesús, no entendieron todo el alcance de su decisión. Simplemente respondieron a la invitación del Maestro. Eso es lo único que se necesita para empezar: decidir convertirse en un discípulo.

Nada le da más forma a tu vida que los compromisos que asumas. Ellos pueden servir para tu desarrollo o destrucción, pero en ambos casos te definirán. Dime con qué estás comprometido, y te diré lo que serás en veinte años. Llegamos a ser lo que nos comprometemos a ser.
Llegado ese momento de compromiso, la mayoría de las personas pierden el propósito de Dios para sus vidas. Muchas temen comprometerse con algo o simplemente vagan sin rumbo por la vida. Otras, sin mucho entusiasmo se comprometen con valores incompatibles y acaban en la frustración y la mediocridad. Otras asumen un compromiso total con metas mundanas, tales como llegar a ser ricas o famosas, sólo para terminar defraudadas y amargadas.
Como todo lo que se elige hacer tiene consecuencias eternas, será mejor que elijas con sabiduría. Pedro advierte:


2°Pedro 3:11-12 “Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir!,12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios…”


El papel de Dios y el tuyo. Ser semejante a Cristo es el resultado de que tomes las mismas decisiones que él y depender de su Espíritu para ayudarte a cumplir con tus decisiones. En cuanto decidas con seriedad llegar a ser semejante a Cristo, deberás empezar a actuar de una manera nueva. Tendrás que abandonar algunas rutinas viejas, desarrollar hábitos nuevos y cambiar intencionalmente tu manera de pensar. Podrás estar seguro de que el Espíritu Santo te ayudará con tales cambios.


La Biblia dice: Filipenses 2:12-13 “Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, 13 porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.


Este versículo muestra las dos partes del crecimiento espiritual: y
• El ocuparse es nuestra responsabilidad.
• Y el producir es el papel que desempeña Dios.


El crecimiento espiritual es un esfuerzo de colaboración entre nosotros y el Espíritu Santo. El Espíritu Santo de Dios trabaja con y en nosotros. (No solamente con nosotros, sino también en nosotros).

Este versículo, escrito para los creyentes, no se refiere a cómo ser salvos sino a como crecer. No dice trabajen u ocúpense para su salvación, porque no se puede agregar nada a lo que Jesús ya hizo. Durante un entrenamiento físico trabajamos realizando ejercicios físicos para desarrollar el cuerpo, no para conseguir el cuerpo.


Cambia tu piloto automático. Para cambiar tu vida debes cambiar tu manera de pensar. Detrás de todo lo que haces hay pensamientos. Toda conducta es motivada por una creencia y toda acción es incitada por una actitud. Dios reveló esto miles de años antes de que los psicólogos lo entendieran: “Tengan cuidado de cómo piensan; la vida es modelada por sus pensamientos” dice:
Proverbios 4:23 “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida”. Proverbios 23:7 Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él…”


Cuando dices: me obligaré a comer menos… haré ejercicios… dejaré de ser desorganizado y de ser impuntual estas tratando de cambiar tu vida a fuerza de voluntad. Y si tu fuerza de voluntad puede producir un cambio a corto plazo, pero crea una tensión interior constante porque no has tratado la causa desde su raíz. El cambio no se siente como algo natural, así que finalmente te rendirás, abandonarás la dieta, y dejarás de hacer ejercicios. Rápidamente volverás a tus viejos patrones.


Hay una mejor y más fácil manera. Cambia el piloto automático: tu manera de pensar. La Biblia dice: Dejen que Dios los transforme en una nueva persona, cambiando su manera de pensar. El cambio siempre comienza en la mente.


La manera en que pienses determinará cómo te sientes, y cómo te sientes influirá en cómo actúas. Pablo dijo: “Debe haber una renovación espiritual de sus pensamientos y actitudes”.
Dice: Efesios 4:22-24 “22 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.


Para ser como Cristo debes desarrollar en ti su mente. El Nuevo testamento llama a este cambio mental arrepentimiento, que en griego literalmente significa cambiar tu mentalidad. Te arrepientes siempre que cambias tu manera de pensar y adoptas la manera de pensar de Dios: con respecto a ti mismo, al pecado, a Dios, a otras personas, a la vida, al futuro, y a todo lo demás. Asumes la actitud de Cristo y su perspectiva.


Se nos manda que pensemos “del mismo modo en que pensaba Jesús”, dice: Filipenses 2:5 “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”.
Este mandamiento tiene dos facetas.
o La primera faceta de este cambio mental consiste en dejar los pensamientos inmaduros, que son egoístas.

La Biblia dice: en 1°Corintios 14:20 “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar”.
Los niños son por naturaleza completamente egoístas. Sólo piensan en sí mismos y en sus propias necesidades. Son incapaces de dar, sólo pueden recibir. Tienen una manera de pensar inmadura.


La Biblia dice que esta manera egoísta de pensar es el origen de conductas pecaminosas: “Los que viven siguiendo sus egos sólo piensan en las cosas que su ego pecaminoso desea” en Romanos 8:5 “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu”.

• La segunda faceta para pensar como Jesús consiste en que empieces a meditar con madurez, enfocándose en otros, no en ti mismo. En su gran capítulo sobre el amor verdadero, Pablo concluyo que pensar en los demás era la señal de madurez:
1Corintios 13:11 “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; más cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”

En la actualidad, muchos suponen que la madurez espiritual se mide por la cantidad de información bíblica y doctrina que uno sepa. Si bien el conocimiento es una medida de la madurez, no es todo lo que se necesita. La vida cristiana es mucho más que credos y convicciones, incluye conducta y carácter. Nuestros hechos deben ser congruentes con nuestros credos, y nuestras creencias deben ser respaldadas con una conducta semejante a la de Cristo.


El cristianismo no es una religión, ni una filosofía, sino una relación y un estilo de vida. El centro de ese estilo de vida es pensar en los demás, como lo hizo Jesús, en lugar de pensar en nosotros mismos. La Biblia dice: Romanos 15:2-3 “Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. 2 Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. 3 Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo…”


Afortunadamente tenemos ayuda: “Dios nos ha dado su Espíritu. Por eso nosotros no pensamos igual que las personas de este mundo”
Dice: 1°Corintios 2:12 “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”

Romanos 12:2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.




martes, 7 de junio de 2011

21 IMPACTOS DE ORACIÓN

(Convocatoria de nuestros pastores).

¡Estamos en un avivamiento progresivo! Este es el momento de:

Comenzar un movimiento vivo de oración:

Todos los creyentes fieles de la familia de MCN estaremos orando por un nuevo Mover del Espíritu que haga vibrar a la Iglesia de Cristo, que despierte a los valientes, levante a los caídos, haga retroceder las fuerzas del mal en nuestra ciudad y desate un fluir de salvación y milagros.
Necesitamos gente comprometida con La Oración. ¡Iglesia: hay que orar!

Joel 2:23,24 “Alegraos, hijos de Sión, regocijaos en el Señor vuestro Dios, que a su tiempo os dará las lluvias de otoño. Os enviará la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados. Las eras se llenarán de grano; los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite”.

Estas “lluvias de Dios” vendrán si empezamos a clamar (Jer 33:3) y, unidos, en armonía, en un mismo sentir (Mat 18:18,19), intercedemos por la región donde Dios nos puso. Por lo tanto...

Iniciamos: 21 IMPACTOS DE ORACIÓN.

- Dos impactos de oración x semana: (todos los Miércoles 20 hs y Domingos 19 hs).
- Desde el miércoles 1 de junio hasta miércoles 10 de agosto.
(Dentro de este período se harán también actividades de “ayuno y oración”, “Adoración 24 hs” y “Oración en las calles”).

Animo a los que reciben esto: hagan también actividades de oración en sus iglesias y ministerios (los que lo están sintiendo en su espíritu), vayan y lleven esta iniciativa; compartan este mismo sentir y este fuego a los hermanos de pueblos y ciudades donde puedas llegar. Encendamos el Fuego de Dios. ¡Oremos y Clamemos como nunca lo hicimos hasta ahora!

Te animo pastor, líder, ministro, que puedas realizar actividades de oración en este tiempo. También promover jornadas gloriosas de adoración. Clamen. Alaben. Busquen al Señor y dejemos que el Espíritu Santo haga el resto…

Al intensificar la oración y espiritualizar el ambiente, nuestra gente tendrá una “nueva vida”, “nuevos intereses”, “nuevos anhelos”, “nuevas familias”, “nueva unción”… ¡una Nueva Historia!

Dios nos está pidiendo a sus siervos (a los que -aun con pocas fuerzas- se mantienen fieles), que hoy más que nunca le creamos que estamos a un paso de VER Su Gloria.
¡Vamos! El momento del cumplimiento de tantas promesas para vos, tu ministerio y tu país, está llegando AHORA. Empecemos a levantarnos y a animarnos unos a otros.

Establecer Su Reino es el tema de nuestras vidas. Todos -por el Espíritu- con un mismo sentir, vamos a ser vestidos con un poder y unción especial de Dios para este tiempo final! Tendremos el PODER DEL DIOS VIVIENTE sobre una Iglesia que ora!
Seamos precursores. Vayamos adelante en el nombre del Señor de señores.

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Se convoca a toda la gente de "Iglesia de Don Torcuato":
Miércoles 20 hs (al inicio de Altar Familiar).
Domingos 19 hs (media hora antes de comenzar Celebración).
En nuestra Base Ministerial:
Camacuá y Blandengues. A 3 c de Panamericana y ruta 202, Don Torcuato.
(Si no eres de la congregación pero quieres venir a orar, te esperamos gustosamente).

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MARTÍN SALAZAR & ANDY D' SALAZAR
(Pastores Generales).
Iglesia de Don Torcuato MCN
http://www.mcnargentina.com.ar/

domingo, 5 de junio de 2011

CREADO PARA SER COMO CRISTO

Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos“

Fuiste creado para ser como Cristo. Desde el comienzo, el plan de Dios fue crearnos a semejanza de su Hijo Jesús. Este es nuestro destino y propósito de nuestra vida. Dios anunció su intención en la creación: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”. Génesis 1:26

En toda la creación, solo los seres humanos fuimos hechos a la imagen de Dios. Este es un gran privilegio y nos dignifica. La Biblia dice que todas las personas, no sólo creyentes, poseen una parte de la imagen de Dios.

Salmos 139:13-16 13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.

Pero esta imagen está incompleta, el pecado la dañó y distorsionó. Por lo tanto, Dios envió a Jesús con la misión de restaurar la imagen completa que perdimos.
¿A qué se parece la imagen y semejanza completa de Dios? ¡Se parece a Jesucristo! La Biblia dice que Jesús es la exacta semejanza de Dios es la imagen visible de Dios invisible y es la fiel imagen de lo que él es.


2°Corintios 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Colosenses 1:15 Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.


A menudo la gente cita la frase “de tal palo, tal astilla” para referirse al parecido familiar. Dios quiere que también sus hijos lleven su imagen y semejanza. Su Palabra dice que fuimos creados para ser como Dios, verdaderamente justos y santos (Efesios 4:24). Aunque, nunca llegarás a ser Dios ni un dios. Esa mentira orgullosa es la tentación más antigua de Satanás. Satanás les prometió a Adán y a Eva que si seguían su consejo, serían como dioses. Muchas religiones y la filosofía de la Nueva Era aún difunden esta mentira antigua de que somos divinos o que podemos llegar a ser dioses.

Manifestamos este deseo cada vez que intentamos controlar nuestras circunstancias, nuestro futuro y a las personas que nos rodean. Pero como criaturas, nunca seremos el Creador. Dios no quiere que llegues a ser un dios; él quiere que seas piadoso; que tomes los valores, las actitudes y el carácter propio de él. La Biblia dice que adoptemos una manera enteramente nueva de vivir, una vida moldeada por Dios, una vida que, renovada desde adentro, forme parte de su conducta mientras Dios reproduce con toda precisión su carácter en ustedes (Efesios 4:22).

La meta final de Dios para tu vida sobre la tierra no es la comodidad, sino el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y llegues a ser como Cristo. Esto no quiere decir que ´pierdas tu personalidad o que llegues a ser un clon sin inteligencia. Ser semejante a Cristo significa la transformación de tu carácter, no de tu personalidad. Dios quiere que desarrolles la clase de carácter que Jesús describe en la bienaventuranzas (Mateo 5:1-12), Cuando se refiere al fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), en el gran capítulo de Pablo sobre el amor (1° Corintios 13), y en lista de Pedro de las características de una vida provechosa y productiva (2° Pedro 1:5-8). Cada vez que olvidamos que ese carácter es uno de los propósitos de Dios para nuestra vida, nuestras circunstancias nos hacen sentir frustrados. Nos preguntamos: ¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Por qué estoy pasando por tantas dificultades? ¡Una respuesta es que la vida está hecha para ser difícil! Es lo que nos permite crecer. Recuerda que ¡la tierra no es el cielo!


Muchos cristianos interpretan mal la promesa de Jesús en (Juan 10:10 “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.), como si eso quisiera decir una salud perfecta, un estilo de vida rodeado de comodidades, felicidad permanente, la plena realización de los sueños, y el alivio instantáneo de los problemas mediante la fe y la oración. En pocas palabras, esperan que la vida cristiana sea fácil. Esperan el cielo aquí en la tierra. Existes para los propósitos de Dios, no a la inversa. ¿Por qué habría de proporcionarte Dios el cielo en la tierra cuando él ha hecho planes para darte algo mayor en la eternidad? Dios nos da nuestro tiempo sobre la tierra para edificar y fortalecer nuestro carácter para el cielo.

EL TRABAJO DEL ESPÍRITU DE DIOS EN TU VIDA.
La función del Espíritu Santo es producir el carácter de Cristo en ti. La Biblia afirma: mientras el Espíritu del Señor obra dentro de nosotros llegamos a ser cada vez más como él y reflejamos su gloria más aún (2°Corintios 3:18). Este proceso de transformarnos para ser más como Jesús se llama santificación, y un propósito de tu vida sobre la tierra.
No puedes reproducir el carácter de Jesús si dependes de tu propia fuerza. Sólo el Espíritu Santo tiene poder para hacer los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. La Escritura dice que Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer, para que se cumpla su buena voluntad.(Filipenses 2:13).


Debemos cooperar con el trabajo del Espíritu Santo. A lo largo de la Biblia vemos expresada una verdad importante: El Espíritu Santo libera su poder en el momento en que das un paso de fe. Cuando Josué se enfrentó con una barrera infranqueable, las aguas desbordadas del río Jordán sólo retrocedieron después de que, en obediencia y fe, los líderes entraran en la impetuosa corriente. (Josué 3:13-17).


La obediencia libera el poder de Dios.

Dios espera que actúes primero. No esperes hasta que te sientas poderoso o seguro. Sigue adelante pese a tu debilidad, haciendo lo correcto a pesar de tus temores y sentimientos. Así es como cooperas con el Espíritu Santo, y es como se desarrolla tu carácter.

La Biblia compara el crecimiento espiritual con una semilla, un edificio o un niño en crecimiento. Cada metáfora requiere una participación activa: las semillas deben ser plantadas y cultivadas, los edificios deben ser construidos –no surgen de la nada- y los niños deben comer y hacer ejercicio para crecer.

Aunque el esfuerzo no tiene nada que ver con nuestra salvación, tiene mucho que ver con nuestro crecimiento espiritual. Por lo menos ocho veces en el Nuevo Testamento se nos dice que hagamos todo esfuerzo (Lucas 13:24; Romanos 14:19; Efesios 4:3; 2° Timoteo 2:15; Hebreos 4:11), en nuestro crecimiento para llegar a ser como Jesús. Uno no se sienta simplemente a esperar que suceda.


Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,(D) que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre,(E) creado según Dios(F) en la justicia y santidad de la verdad.

En Efesios 4:22-24 Pablo explica nuestras tres responsabilidades para llegar a ser como Cristo.
Primero, debemos escoger abandonar nuestras maneras antiguas de actuar: Desháganse de todo lo que tenga que ver con su viejo estilo de vida. Está totalmente podrido. ¡Líbrense de él!
Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar: Permitan que el Espíritu cambie su manera de pensar. La Biblia dice que somos transformados mediante la renovación de nuestra mente. La palabra griega para transformados, metamorphosis (usada en Romanos 12:2 y 2° Corintios 3:18), es la que se emplea para describir el cambio asombroso que permite que la oruga se transforme en una mariposa: Dios nos transforma de adentro hacia afuera, nos hace más hermosos y nos libera para alcanzar nuevas alturas.
Tercero, debemos vestirnos con el carácter de Cristo, desarrollando nuevos y consagrados hábitos. Tú carácter es esencialmente la suma de tus hábitos, es la manera en que le conduces habitualmente. La Biblia nos manda ponernos el nuevo yo la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.

Dios usa su Palabra, las personas y las circunstancias para moldearnos. Estas tres condiciones son indispensables para el desarrollo del carácter. La Palabra de Dios proporciona la verdad que necesitamos para crecer; el pueblo de Dios proporciona el apoyo que necesitamos para crecer; y las circunstancias proporcionan el ambiente para practicar la semejanza a Cristo. Si estudias y aplicas la Palabra de Dios, si te vinculas regularmente con otros creyentes y aprendes a confiar en Dios en las circunstancias difíciles, te garantizo que llegarás a ser más como Jesús.


Muchas personas dan por sentado que todo lo que se necesita para el crecimiento espiritual es estudio bíblico y oración. Pero ambas cosas por sí solas nunca cambiarán algunas cuestiones de la vida. Dios usa a las personas. Él casi siempre prefiere trabajar por medio de las personas en vez de realizar milagros, para que dependamos unos de otros para la comunión. Él quiere que crezcamos juntos. ¡La búsqueda de la madurez espiritual no es una ocupación solitaria e individual! No puedes llegar a ser como Cristo en el aislamiento. Debes estar cerca de otras personas e interactuar con ellas. Necesitas ser miembro de una iglesia y de una comunidad. ¿Por qué? Porque la verdadera madurez espiritual consiste en aprender a amar como Jesús amó, y no puedes practicar esa disciplina si no estás en relación y contacto con otras personas. Recuerda que todo es cuestión de amor: Amar a a Dios y a los demás.


Llegar a ser como Cristo es un proceso largo y de lento crecimiento. La madurez espiritual no es instantánea ni automática; es un desarrollo gradual y progresivo que llevará el resto de tu vida. Eres una obra en progreso. Tu transformación espiritual en cuanto al desarrollo del carácter de Jesús seguirá por el resto de tu vida, y aún así, no se completará aquí en la tierra. La obra terminará cuando llegues al cielo o cuando Jesús vuelva. En ese momento, cualquier trabajo en tu carácter que todavía quede por terminar se dará por finalizado. La Biblia dice que cuando al fin podamos ver a Jesús perfectamente, llegaremos a ser exactamente como él: Ni siquiera nos podemos imaginar cómo seremos cuando Cristo vuelva. Pero sabemos que cuando él venga seremos como él, porque lo veremos como él realmente es. (1°Juan 3:2)


Dios está mucho más interesado en lo que eres que en lo que haces. Somos seres humanos, no quehaceres humanos. Dios está más preocupado por tu carácter que en tu carrera profesional, porque tu carácter te acompañará toda la eternidad, no así tu carrera profesional.

La Biblia advierte: (Romanos 12:2 “ No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”). Para concentrarnos en llegar a ser más como Jesús, deberemos tomar decisiones opuestas a la cultura imperante. De lo contrario, influencias como la de nuestros compañeros, padres, colaboradores, y de la cultura misma, intentaran amoldarnos a su imagen.

Lamentablemente, una ojeada rápida a varios libros cristianos populares revelan que muchos creyentes han dejado de vivir para los grandes propósitos de Dios y se han amoldado para vivir su realización personal y su estabilidad emocional. Eso es egocentrismo, no discipulado. Jesús no murió en la cruz únicamente para que pudiéramos vivir cómodos y bien adaptados. Su propósito va mucho más a fondo: él quiere hacernos como él mismo antes de llevarnos al cielo. Este es nuestro privilegio principal, nuestra responsabilidad inmediata y nuestro destino final.


“En la medida en que el Espíritu del Señor opera en nosotros, nos parecemos más a él y reflejamos más su gloria” 2° Corintios 3:18 (BAD)