miércoles, 3 de abril de 2019

¿DE QUÉ SE LLENA TU COPA? | Martín Salazar


La palabra dice que al justo le irá bien.¡No sé cansen de hacer el bien! Aún cuando te pagaron mal... Porque al final el que va a traer la retribución es Dios.

Salmos 23
El Señor es mi pastor, nada me faltará.En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me onduce.El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.Aunque pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa del Señor moraré por largos días”

Hay gente que hace mal, que camina en la maldad. Pero Dios a nosotros nos dice que no vayamos por ese camino sino que no dejemos de hacer el bien.

En ambos caminos (el de hacer mal ó hacer el bien) hay copas que se van llenando. Dios utiliza esta figura para mostrar que hay un límite, y cuando se sobrepasa ese límite en el caso de la maldad vienen los juicios de Dios. En el caso de las buenas obras vendrán entonces las bendiciones.

<<¿De qué estás llenando tu copa?>>

Sal 23:5
 "mi copa está rebosando". Esta copa está rebosando del aceite de la unción del Espíritu santo. Entonces viene lo siguiente… (Vs 6)"el bien y la misericordia me seguirán"

La copa rebosando está dentro de un contexto familiar, de relación de padre e hijo con Dios, no es algo protocolar.

Jesús nos enseñó a orar "padre nuestro". Dios quiere una familia, quiere hijos.
Todos somos creación de Dios pero no todos son hijos. En San Juan dice que aquellos que aceptan a Jesús pasan a transformarse en hijos.

Juan 1: 11-13
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.”

·         Jesús es nuestro buen pastor. (Sal 23)...
El me guía, me protege... hasta llegar al punto donde hay una mesa preparada, que Dios mismo la prepara. Esta mesa tiene una particularidad, la preparo en presencia de mis enemigos.

<<Solo llego a la mesa de la bendición de Dios siguiendo a mi buen pastor.>>

Sal 23
Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos;
has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

¿Quiénes son los enemigos? Puede ser gente, situaciones, el mismo satanás (que es el enemigo de nuestra alma).

Si venís cansado del camino serás reconfortado en la mesa.

-En nuestro camino hemos visto la burla del enemigo. Pero cuando llegamos a esa mesa de la gran bendición, Dios nos suelta la bendición, y entramos a ese nivel dónde el bien y la misericordia nos seguirá.

-Cuando llegas a ese punto. Dios mismo te reconoce, aunque nadie más lo hizo, y frente a todos tus enemigos El te dice "este es mi hijo amado", pero este punto llegamos cuando no nos ocupamos de nuestros enemigos sino que seguimos al Pastor.

-La copa que llenamos siguiendo al Pastor, la llenamos de lágrimas, producto de un quebrantamiento, de una decisión de morir. (Aunque tengas ganas de hacer vos justicia, de ocuparte de tus enemigos, renuncias a eso y lo dejas en manos de Dios)
Jesús conoció esta copa, el que no conoció pecado se transformo en pecado por nosotros. Pudiendo hacer algo se mantuvo en silencio y entrego su vida.

Salmos 126:5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán”

·  Esta copa llena de lágrimas se transforma en aceite. Lo que lloraste, las lágrimas que derramaste serán tu nivel de unción.

Este salmo 23 lo escribió David.
David toda la vida fue despreciado. El padre no lo tuvo en cuenta para ser rey, pero cuando nadie te ve… ¡¡Dios te mira!!
Un día llegó ese momento para David. Y Samuel lo unge. En su propia casa, delante de aquellos que lo habían despreciado, de aquellos que toda la vida se le burlaron de él.
El día que menos pensaba David recibió el aceite. Algo sucedió cuando ese aceite se derramo sobre su cabeza...
"Mi copa está rebosando"

· ¿De qué se está llenando tu copa? ¿De bronca? ¿Maledicencia? ¿Rencor?


· Si tu copa no está rebosando no llegarás a la mesa. Algo o alguien siempre va a llenar tu copa.

Efe 5:15-20 "sed llenos del Espíritu"
“Por tanto, tened cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, 16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor;20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre”

·  Es nuestra responsabilidad procurar que todos los días mi copa esté llena del Espíritu.
Hay una parte que hace Dios, pero también es necesario que yo haga mi parte.

·  ¿Cómo nos llenamos?
Vemos en los versos 19 al 20 una manera de vida a desarrollar, "Hablando entre vosotros..."

· Nuestro hablar está muy relacionado con aquellos que está llenando nuestra copa.

En el caso de David, las cosas que se hablaban de él no eran siempre buenas, y esto sucedía en su casa, sus propios hermanos, su padre...  
Nosotros somos familia de Dios, pero a veces sucede lo mismo que en aquella casa...
¿Qué hablamos de los hermanos? Qué hablamos entre nosotros?

·   Lo que hablamos afecta
En la boca está el poder de la vida y la muerte. (Prov 18:21 Muerte y vida están en poder de la lengua,
y los que la aman comerán su fruto.)


<<Que mi copa esté llena depende de que hablemos entre nosotros>>

David formó su núcleo más cercano en una cueva, su familia no fue parte, nunca reconocieron lo que Dios estaba haciendo con él.

·  Cuando hablamos mal entre nosotros, (murmuración, envidia, malas palabras, cosas negativas) nos avejentamos. Y el Señor vendrá a buscar una iglesia sin mancha ni arrugas.  

Debemos tener un léxico diferente entre nosotros.
Sal 31:19-20
“¡Qué grande es tu bondad para aquellos que te honran! La guardas como un tesoro y, a la vista de los hombres,
la repartes a quienes confían en ti.20 (21) Con la protección de tu presencia los libras de los planes malvados del hombre; bajo tu techo los proteges de los insultos de sus enemigos.”


·  Lo que afecta a la Iglesia no es lo que hablan de afuera, sino lo que digamos nosotros.

CONCLUSION
¡¡¡Debemos seguir los pasos del pastor, para llegar a la mesa de la bendición y mantener nuestra copa rebosando!!!

Transcripción Rocio Canteros