La palabra dice que
al justo le irá bien.¡No sé cansen de
hacer el bien! Aún cuando te
pagaron mal... Porque al final el que va a traer la retribución es Dios.
Salmos 23
“El Señor es mi pastor, nada me faltará.2 En lugares de verdes pastos me hace
descansar; junto a aguas de reposo me onduce.3 El restaura mi
alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.4 Aunque
pase por el valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú
estás conmigo; tu vara y tu cayado me infunden aliento.5 Tú
preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.6 Ciertamente el
bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa
del Señor moraré por largos días”
Hay gente que hace
mal, que camina en la maldad. Pero Dios a nosotros nos dice que no vayamos por
ese camino sino que no dejemos de hacer el bien.
En ambos caminos
(el de hacer mal ó hacer el bien) hay copas que se van llenando. Dios utiliza
esta figura para mostrar que hay un límite, y cuando se sobrepasa ese límite en
el caso de la maldad vienen los juicios de Dios. En el caso de las buenas obras
vendrán entonces las bendiciones.
<<¿De qué
estás llenando tu copa?>>
Sal 23:5
"mi copa está rebosando". Esta copa
está rebosando del aceite de la unción del Espíritu santo. Entonces viene lo
siguiente… (Vs 6)"el bien y la misericordia me seguirán"
La copa rebosando
está dentro de un contexto familiar, de relación de padre e hijo con Dios, no
es algo protocolar.
Jesús nos enseñó a
orar "padre nuestro". Dios quiere una familia, quiere hijos.
Todos somos
creación de Dios pero no todos son hijos. En San Juan dice que aquellos que
aceptan a Jesús pasan a transformarse en hijos.
Juan 1: 11-13
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el
derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad
de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios.”
·
Jesús es
nuestro buen pastor. (Sal 23)...
El me guía, me
protege... hasta llegar al punto donde hay una mesa preparada, que Dios mismo
la prepara. Esta mesa tiene una particularidad, la preparo en presencia de mis
enemigos.
<<Solo llego
a la mesa de la bendición de Dios siguiendo a mi buen pastor.>>
Sal 23
5 Tú preparas mesa delante de mí en
presencia de mis enemigos;
has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
¿Quiénes son los
enemigos? Puede ser gente, situaciones, el mismo satanás (que es el enemigo de
nuestra alma).
Si venís cansado
del camino serás reconfortado en la mesa.
-En nuestro camino
hemos visto la burla del enemigo. Pero cuando llegamos a esa mesa de la gran
bendición, Dios nos suelta la bendición, y entramos a ese nivel dónde el bien y
la misericordia nos seguirá.
-Cuando llegas a
ese punto. Dios mismo te reconoce, aunque nadie más lo hizo, y frente a todos
tus enemigos El te dice "este es mi hijo amado", pero este punto
llegamos cuando no nos ocupamos de nuestros enemigos sino que seguimos al
Pastor.
-La copa que
llenamos siguiendo al Pastor, la llenamos de lágrimas, producto de un
quebrantamiento, de una decisión de morir. (Aunque tengas ganas de hacer vos
justicia, de ocuparte de tus enemigos, renuncias a eso y lo dejas en manos de
Dios)
Jesús conoció esta
copa, el que no conoció pecado se transformo en pecado por nosotros. Pudiendo
hacer algo se mantuvo en silencio y entrego su vida.
“Salmos 126:5 Los que sembraron con lágrimas, con regocijo
segarán”
· Esta copa
llena de lágrimas se transforma en aceite. Lo que lloraste, las lágrimas que
derramaste serán tu nivel de unción.
Este salmo 23 lo escribió
David.
David toda la vida
fue despreciado. El padre no lo tuvo en cuenta para ser rey, pero cuando nadie
te ve… ¡¡Dios te mira!!
Un día llegó ese
momento para David. Y Samuel lo unge. En su propia casa, delante de aquellos
que lo habían despreciado, de aquellos que toda la vida se le burlaron de él.
El día que menos
pensaba David recibió el aceite. Algo sucedió cuando ese aceite se derramo
sobre su cabeza...
"Mi copa está
rebosando"
· ¿De qué se
está llenando tu copa? ¿De bronca? ¿Maledicencia? ¿Rencor?
· Si tu copa
no está rebosando no llegarás a la mesa. Algo o alguien siempre va a llenar tu
copa.
Efe 5:15-20 "sed llenos del
Espíritu"
“Por tanto, tened
cuidado cómo andáis; no como insensatos, sino como sabios, 16 aprovechando
bien el tiempo, porque los días son malos. 17 Así pues, no
seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. 18 Y no os
embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre
vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y
alabando con vuestro corazón al Señor;20 dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo, a Dios, el Padre”
· Es nuestra
responsabilidad procurar que todos los días mi copa esté llena del Espíritu.
Hay una parte que
hace Dios, pero también es necesario que yo haga mi parte.
· ¿Cómo nos
llenamos?
Vemos en los versos
19 al 20 una manera de vida a desarrollar, "Hablando entre
vosotros..."
· Nuestro
hablar está muy relacionado con aquellos que está llenando nuestra copa.
En el caso de
David, las cosas que se hablaban de él no eran siempre buenas, y esto sucedía
en su casa, sus propios hermanos, su padre...
Nosotros somos
familia de Dios, pero a veces sucede lo mismo que en aquella casa...
¿Qué hablamos de
los hermanos? Qué hablamos entre nosotros?
· Lo que hablamos
afecta
En la boca está el
poder de la vida y la muerte. (Prov 18:21 Muerte y vida están en poder de la lengua,
y los que la aman comerán su
fruto.)
<<Que mi copa
esté llena depende de que hablemos entre nosotros>>
David formó su
núcleo más cercano en una cueva, su familia no fue parte, nunca reconocieron lo
que Dios estaba haciendo con él.
· Cuando
hablamos mal entre nosotros, (murmuración, envidia, malas palabras, cosas
negativas) nos avejentamos. Y el Señor vendrá a buscar una iglesia sin mancha ni
arrugas.
Debemos tener un
léxico diferente entre nosotros.
Sal 31:19-20
“¡Qué grande es tu bondad para aquellos que te honran! La
guardas como un tesoro y, a la vista de los hombres,
la repartes a quienes confían
en ti.20 (21) Con la protección de tu presencia los libras de los planes malvados del
hombre; bajo tu techo los proteges de los
insultos de sus enemigos.”
· Lo que
afecta a la Iglesia no es lo que hablan de afuera, sino lo que digamos
nosotros.
CONCLUSION
¡¡¡Debemos seguir los
pasos del pastor, para llegar a la mesa de la bendición y mantener nuestra copa
rebosando!!!
Transcripción Rocio Canteros
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