Romanos 8:29 “Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos“
Fuiste creado para ser como Cristo. Desde el comienzo, el plan de Dios fue crearnos a semejanza de su Hijo Jesús. Este es nuestro destino y propósito de nuestra vida. Dios anunció su intención en la creación: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…”. Génesis 1:26
En toda la creación, solo los seres humanos fuimos hechos a la imagen de Dios. Este es un gran privilegio y nos dignifica. La Biblia dice que todas las personas, no sólo creyentes, poseen una parte de la imagen de Dios.
Salmos 139:13-16 13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. 15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.
Pero esta imagen está incompleta, el pecado la dañó y distorsionó. Por lo tanto, Dios envió a Jesús con la misión de restaurar la imagen completa que perdimos.
¿A qué se parece la imagen y semejanza completa de Dios? ¡Se parece a Jesucristo! La Biblia dice que Jesús es la exacta semejanza de Dios es la imagen visible de Dios invisible y es la fiel imagen de lo que él es.
¿A qué se parece la imagen y semejanza completa de Dios? ¡Se parece a Jesucristo! La Biblia dice que Jesús es la exacta semejanza de Dios es la imagen visible de Dios invisible y es la fiel imagen de lo que él es.
2°Corintios 4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Colosenses 1:15 Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
Colosenses 1:15 Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.
A menudo la gente cita la frase “de tal palo, tal astilla” para referirse al parecido familiar. Dios quiere que también sus hijos lleven su imagen y semejanza. Su Palabra dice que fuimos creados para ser como Dios, verdaderamente justos y santos (Efesios 4:24). Aunque, nunca llegarás a ser Dios ni un dios. Esa mentira orgullosa es la tentación más antigua de Satanás. Satanás les prometió a Adán y a Eva que si seguían su consejo, serían como dioses. Muchas religiones y la filosofía de la Nueva Era aún difunden esta mentira antigua de que somos divinos o que podemos llegar a ser dioses.
Manifestamos este deseo cada vez que intentamos controlar nuestras circunstancias, nuestro futuro y a las personas que nos rodean. Pero como criaturas, nunca seremos el Creador. Dios no quiere que llegues a ser un dios; él quiere que seas piadoso; que tomes los valores, las actitudes y el carácter propio de él. La Biblia dice que adoptemos una manera enteramente nueva de vivir, una vida moldeada por Dios, una vida que, renovada desde adentro, forme parte de su conducta mientras Dios reproduce con toda precisión su carácter en ustedes (Efesios 4:22).
La meta final de Dios para tu vida sobre la tierra no es la comodidad, sino el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y llegues a ser como Cristo. Esto no quiere decir que ´pierdas tu personalidad o que llegues a ser un clon sin inteligencia. Ser semejante a Cristo significa la transformación de tu carácter, no de tu personalidad. Dios quiere que desarrolles la clase de carácter que Jesús describe en la bienaventuranzas (Mateo 5:1-12), Cuando se refiere al fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23), en el gran capítulo de Pablo sobre el amor (1° Corintios 13), y en lista de Pedro de las características de una vida provechosa y productiva (2° Pedro 1:5-8). Cada vez que olvidamos que ese carácter es uno de los propósitos de Dios para nuestra vida, nuestras circunstancias nos hacen sentir frustrados. Nos preguntamos: ¿Por qué me sucede esto a mí? ¿Por qué estoy pasando por tantas dificultades? ¡Una respuesta es que la vida está hecha para ser difícil! Es lo que nos permite crecer. Recuerda que ¡la tierra no es el cielo!
Muchos cristianos interpretan mal la promesa de Jesús en (Juan 10:10 “… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.), como si eso quisiera decir una salud perfecta, un estilo de vida rodeado de comodidades, felicidad permanente, la plena realización de los sueños, y el alivio instantáneo de los problemas mediante la fe y la oración. En pocas palabras, esperan que la vida cristiana sea fácil. Esperan el cielo aquí en la tierra. Existes para los propósitos de Dios, no a la inversa. ¿Por qué habría de proporcionarte Dios el cielo en la tierra cuando él ha hecho planes para darte algo mayor en la eternidad? Dios nos da nuestro tiempo sobre la tierra para edificar y fortalecer nuestro carácter para el cielo.
EL TRABAJO DEL ESPÍRITU DE DIOS EN TU VIDA.
La función del Espíritu Santo es producir el carácter de Cristo en ti. La Biblia afirma: mientras el Espíritu del Señor obra dentro de nosotros llegamos a ser cada vez más como él y reflejamos su gloria más aún (2°Corintios 3:18). Este proceso de transformarnos para ser más como Jesús se llama santificación, y un propósito de tu vida sobre la tierra.
No puedes reproducir el carácter de Jesús si dependes de tu propia fuerza. Sólo el Espíritu Santo tiene poder para hacer los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. La Escritura dice que Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer, para que se cumpla su buena voluntad.(Filipenses 2:13).
La función del Espíritu Santo es producir el carácter de Cristo en ti. La Biblia afirma: mientras el Espíritu del Señor obra dentro de nosotros llegamos a ser cada vez más como él y reflejamos su gloria más aún (2°Corintios 3:18). Este proceso de transformarnos para ser más como Jesús se llama santificación, y un propósito de tu vida sobre la tierra.
No puedes reproducir el carácter de Jesús si dependes de tu propia fuerza. Sólo el Espíritu Santo tiene poder para hacer los cambios que Dios quiere efectuar en nuestras vidas. La Escritura dice que Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer, para que se cumpla su buena voluntad.(Filipenses 2:13).
Debemos cooperar con el trabajo del Espíritu Santo. A lo largo de la Biblia vemos expresada una verdad importante: El Espíritu Santo libera su poder en el momento en que das un paso de fe. Cuando Josué se enfrentó con una barrera infranqueable, las aguas desbordadas del río Jordán sólo retrocedieron después de que, en obediencia y fe, los líderes entraran en la impetuosa corriente. (Josué 3:13-17).
La obediencia libera el poder de Dios.
Dios espera que actúes primero. No esperes hasta que te sientas poderoso o seguro. Sigue adelante pese a tu debilidad, haciendo lo correcto a pesar de tus temores y sentimientos. Así es como cooperas con el Espíritu Santo, y es como se desarrolla tu carácter.
La Biblia compara el crecimiento espiritual con una semilla, un edificio o un niño en crecimiento. Cada metáfora requiere una participación activa: las semillas deben ser plantadas y cultivadas, los edificios deben ser construidos –no surgen de la nada- y los niños deben comer y hacer ejercicio para crecer.
Aunque el esfuerzo no tiene nada que ver con nuestra salvación, tiene mucho que ver con nuestro crecimiento espiritual. Por lo menos ocho veces en el Nuevo Testamento se nos dice que hagamos todo esfuerzo (Lucas 13:24; Romanos 14:19; Efesios 4:3; 2° Timoteo 2:15; Hebreos 4:11), en nuestro crecimiento para llegar a ser como Jesús. Uno no se sienta simplemente a esperar que suceda.
Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre,(D) que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre,(E) creado según Dios(F) en la justicia y santidad de la verdad.
En Efesios 4:22-24 Pablo explica nuestras tres responsabilidades para llegar a ser como Cristo.
• Primero, debemos escoger abandonar nuestras maneras antiguas de actuar: Desháganse de todo lo que tenga que ver con su viejo estilo de vida. Está totalmente podrido. ¡Líbrense de él!
• Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar: Permitan que el Espíritu cambie su manera de pensar. La Biblia dice que somos transformados mediante la renovación de nuestra mente. La palabra griega para transformados, metamorphosis (usada en Romanos 12:2 y 2° Corintios 3:18), es la que se emplea para describir el cambio asombroso que permite que la oruga se transforme en una mariposa: Dios nos transforma de adentro hacia afuera, nos hace más hermosos y nos libera para alcanzar nuevas alturas.
• Tercero, debemos vestirnos con el carácter de Cristo, desarrollando nuevos y consagrados hábitos. Tú carácter es esencialmente la suma de tus hábitos, es la manera en que le conduces habitualmente. La Biblia nos manda ponernos el nuevo yo la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.
• Primero, debemos escoger abandonar nuestras maneras antiguas de actuar: Desháganse de todo lo que tenga que ver con su viejo estilo de vida. Está totalmente podrido. ¡Líbrense de él!
• Segundo, debemos cambiar nuestra manera de pensar: Permitan que el Espíritu cambie su manera de pensar. La Biblia dice que somos transformados mediante la renovación de nuestra mente. La palabra griega para transformados, metamorphosis (usada en Romanos 12:2 y 2° Corintios 3:18), es la que se emplea para describir el cambio asombroso que permite que la oruga se transforme en una mariposa: Dios nos transforma de adentro hacia afuera, nos hace más hermosos y nos libera para alcanzar nuevas alturas.
• Tercero, debemos vestirnos con el carácter de Cristo, desarrollando nuevos y consagrados hábitos. Tú carácter es esencialmente la suma de tus hábitos, es la manera en que le conduces habitualmente. La Biblia nos manda ponernos el nuevo yo la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios, en verdadera justicia y santidad.
Dios usa su Palabra, las personas y las circunstancias para moldearnos. Estas tres condiciones son indispensables para el desarrollo del carácter. La Palabra de Dios proporciona la verdad que necesitamos para crecer; el pueblo de Dios proporciona el apoyo que necesitamos para crecer; y las circunstancias proporcionan el ambiente para practicar la semejanza a Cristo. Si estudias y aplicas la Palabra de Dios, si te vinculas regularmente con otros creyentes y aprendes a confiar en Dios en las circunstancias difíciles, te garantizo que llegarás a ser más como Jesús.
Muchas personas dan por sentado que todo lo que se necesita para el crecimiento espiritual es estudio bíblico y oración. Pero ambas cosas por sí solas nunca cambiarán algunas cuestiones de la vida. Dios usa a las personas. Él casi siempre prefiere trabajar por medio de las personas en vez de realizar milagros, para que dependamos unos de otros para la comunión. Él quiere que crezcamos juntos. ¡La búsqueda de la madurez espiritual no es una ocupación solitaria e individual! No puedes llegar a ser como Cristo en el aislamiento. Debes estar cerca de otras personas e interactuar con ellas. Necesitas ser miembro de una iglesia y de una comunidad. ¿Por qué? Porque la verdadera madurez espiritual consiste en aprender a amar como Jesús amó, y no puedes practicar esa disciplina si no estás en relación y contacto con otras personas. Recuerda que todo es cuestión de amor: Amar a a Dios y a los demás.
Llegar a ser como Cristo es un proceso largo y de lento crecimiento. La madurez espiritual no es instantánea ni automática; es un desarrollo gradual y progresivo que llevará el resto de tu vida. Eres una obra en progreso. Tu transformación espiritual en cuanto al desarrollo del carácter de Jesús seguirá por el resto de tu vida, y aún así, no se completará aquí en la tierra. La obra terminará cuando llegues al cielo o cuando Jesús vuelva. En ese momento, cualquier trabajo en tu carácter que todavía quede por terminar se dará por finalizado. La Biblia dice que cuando al fin podamos ver a Jesús perfectamente, llegaremos a ser exactamente como él: Ni siquiera nos podemos imaginar cómo seremos cuando Cristo vuelva. Pero sabemos que cuando él venga seremos como él, porque lo veremos como él realmente es. (1°Juan 3:2)
Dios está mucho más interesado en lo que eres que en lo que haces. Somos seres humanos, no quehaceres humanos. Dios está más preocupado por tu carácter que en tu carrera profesional, porque tu carácter te acompañará toda la eternidad, no así tu carrera profesional.
La Biblia advierte: (Romanos 12:2 “ No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”). Para concentrarnos en llegar a ser más como Jesús, deberemos tomar decisiones opuestas a la cultura imperante. De lo contrario, influencias como la de nuestros compañeros, padres, colaboradores, y de la cultura misma, intentaran amoldarnos a su imagen.
Lamentablemente, una ojeada rápida a varios libros cristianos populares revelan que muchos creyentes han dejado de vivir para los grandes propósitos de Dios y se han amoldado para vivir su realización personal y su estabilidad emocional. Eso es egocentrismo, no discipulado. Jesús no murió en la cruz únicamente para que pudiéramos vivir cómodos y bien adaptados. Su propósito va mucho más a fondo: él quiere hacernos como él mismo antes de llevarnos al cielo. Este es nuestro privilegio principal, nuestra responsabilidad inmediata y nuestro destino final.
“En la medida en que el Espíritu del Señor opera en nosotros, nos parecemos más a él y reflejamos más su gloria” 2° Corintios 3:18 (BAD)
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