martes, 8 de febrero de 2011

LOS OFICIOS O FUNCIONES DE JESÚS EN LOS CIELOS

Pasaje Bíblico:
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre,” “el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. (1°Timoteo 2:5-6)
Introducción
Muchos nos hemos preguntado cuales son los oficios de Jesús en los cielos; y hoy vamos a estudiarlos claramente, teniendo en cuenta que:
Después que Jesús resucitó de los muertos, la Palabra de Dios enseña que ascendió a los cielos y se sentó a la diestra del Padre.
El Padre está sentado en su trono en el tercer cielo, Jesucristo está sentado a su diestra y el Espíritu santo está aquí en la tierra.

El Mensaje: Los Oficios o Funciones de Jesús en los Cielos.
Oficio o función: Es una labor, un trabajo; y en el caso de Jesús, tiene que ver con la iglesia y con el mundo.

¿Cuáles son los oficios que Jesús está desempeñando en los cielos?

1.- Jesús es nuestro Sumo Sacerdote.
“Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios se refiere, para que presente ofrendas y sacrificios por los pecados;” (Hebreos 5:1)
a) ¿Cuál era el trabajo de un sumo sacerdote en el Antiguo Testamento? • Era el que oficiaba todos los sacrificios y ofrendas en el altar a favor del pueblo.
• El sumo sacerdote venía una vez al año a traer y oficiar los sacrificios, las ofrendas, etc., al lugar santísimo.
b) ¿Cuál es el trabajo de Jesús como sumo sacerdote? Ministrar nuestra confesión – Él ministra al Padre lo que usted habla.
“Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;” (Hebreos 3:1
En el cielo, su sumo sacerdote es el que se pone de acuerdo con usted. Dele algo con lo cual Él pueda trabajar, como por ejemplo:
Ofrendas y Diezmos - Cuando entregamos nuestras ofrendas es Jesús quien las recibe.
“Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive”. (Hebreos 7:8)
Sacrificios de adoración – Él toma nuestra alabanza y adoración y se la ministra al Padre.
“Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre”. (Hebreos 13:15)

Jesús es nuestro sumo sacerdote y ya no necesitamos un hombre en la tierra para que interceda ante el Padre por nosotros.
c) ¿Cómo es este Sumo Sacerdote?
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos”; “que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo”. (Hebreos 7:26-27)

“Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”; (Hebreos 9:24)

“¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros”. (Romanos 8:34)

2.- Jesús es nuestro Mediador
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”, (1° Timoteo 2:5)
a) ¿Qué es y que hace un mediador? Es uno que hace la paz entre dos partes. Un mediador es uno que entiende a las dos partes Jesús toma la mano de dios y la mano del hombre y los reconcilia mediante su sangre.
b) ¿Por qué Jesús es el único mediador entre Dios y los hombres?
• Por lo que hizo en la cruz, Él se dio como rescate por todos. Es el único que murió por la humanidad.
• Porque Jesús es 100% Dios y fue 100% hombre.
Jesús sabe cómo se siente el hombre en su corazón por haber sido hombre, y sabe cómo se siente Dios porque Él es Dios mismo. Él se complace de lo que usted está pasando, entiende su situación, porque Él también fue tentado en todo.

Este mediador abrió los cielos y rompió el velo para que pudiéramos entrar en su presencia sin necesidad de una persona que lo hiciera por nosotros. Usted y yo “no” necesitamos de un hombre para confesar nuestros pecados y que le hable a Dios por nosotros; además, solo Jesús tiene el poder de perdonar nuestros pecados.

3.- Jesús es Intercesor.
¿Qué es interceder?
Es intervenir a favor de alguien, intervenir a favor de uno que está condenado. Jesucristo es nuestro mediador y nuestro intercesor.
“Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. (Hebreos 7:25)

4.- Jesús es nuestro Abogado.
Abogado: Es uno que defiende, que está a su favor aunque todo lo acuse (el abogado siempre defiende, el que acusa es el fiscal; por lo que Jesús nunca nos acusa, sino que nos defiende en todo momento). Jesucristo es nuestro abogado para todas las acusaciones del diablo, Él es el único que levanta nuestra cabeza en cualquier circunstancia, siempre y cuando no tomemos la justicia por nuestra propia mano.

5.- Jesús es nuestro Fiador.
“Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto”. (Hebreos 7:22)
Fiador: Es el que ofrece garantía de solvencia en caso que el deudor no pueda pagar. Jesús es nuestro fiador porque su sangre fue derramada y pagó el precio que ninguno de nosotros podía pagar por sí mismo.

Ilustración I. Según el delito cometido, una persona acusada puede ser puesta en libertad bajo fianza; con tal restricción no puede salir de la ciudad. Incluso a veces, este tipo de personas debe llevar un dispositivo localizador en el tobillo. De esta manera, puede ser monitoreado y saber exactamente donde está todo el tiempo. Se fija la fecha para el juicio en la cual el acusado debe comparecer para que se presenten los cargos y se efectúe la defensa. Esta persona está en continua preocupación durante los días de espera para su juicio; está constantemente pensando, que pasará; se hace preguntas, tales como: ¿me declararán culpable?, ¿podré salir en libertad? Sin embargo, si finalmente lo encuentran culpable, algunas veces no le devuelven la garantía.

Ilustración II. Una vez fuimos pecadores y nuestra conciencia era nuestro acusador, nuestro fiscal diariamente. No teníamos ninguna seguridad de si al morir íbamos a ir al cielo o al infierno. Estábamos vacios y preocupados todo el tiempo. Entonces, el día del juicio llegó, el veredicto del Padre fue: “Culpable”. Pero, nuestro abogado se levantó y dijo yo soy el fiador y respondo por él, y nos libró de la condena que nuestro pecado merecía.

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