viernes, 24 de diciembre de 2010

La verdad sobre la navidad


(1era Parte)

La Biblia nos enseña que Dios estableció fiestas para su pueblo (Israel), para que las celebraran, y todas ellas tenían un significado y un trasfondo espiritual de bendición para ellos. También los pueblos paganos han celebrado fiestas a sus dioses a lo largo de toda la historia, las cuales también tienen un trasfondo espiritual y en las cuales se practican diferentes pecados y -en algunos casos- sacrificios humanos para venerar a sus dioses.


En 2 Reyes 17:24 dice que el rey de Babilonia trajo gente de sus ciudades y las puso en las ciudades de Samaria, para que les enseñaran sus costumbres y cómo adorar a sus dioses.
Hoy día, Satanás, está utilizando la misma estrategia para confundir a los cristianos, haciendo que celebren fiestas, “supuestamente cristianas”, pero de origen pagano, con el objeto de “babilonizar” a la iglesia. Una de estas fiestas es la Navidad, celebrada el 25 de diciembre, y aunque se diga que se celebra el nacimiento del Señor Jesús en la tierra, realmente tiene un trasfondo pagano; pues proviene de varias fiestas idolátricas que se han practicado desde la antigüedad en la misma fecha.

Adopción de la fecha de Navidad para el 25 de diciembre
En Antioquía, (aprox 386 d.C.), Juan Crisóstomo impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre, fecha en la que el imperio romano tenía las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, -que eran el acontecimiento social principal-. Estas fiestas paganas de Roma llegaban a su apogeo el 25 de diciembre. Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 d.C. que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha.
Algunos sostienen que el 25 de diciembre fue adoptado oficialmente como día de fiesta cristiana después de que el emperador romano Constantino I se convirtió al cristianismo, y que se hizo esto para animar un festival religioso común y “convertir” a los paganos en cristianos. Según indican algunos expedientes, esto empezó con San Gregorio Nacianceno.
Algunas tradiciones de la Navidad, particularmente las de Escandinavia, tienen su origen en la celebración germánica de Yule, como son el árbol de Navidad. Allí la Navidad se conoce como Yule (o jul).

Los orígenes de esta celebración del 25 de diciembre, tienen que ver con costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban sus fiestas paganas durante el solsticio del invierno (desde el 21 de diciembre). Son fiestas relacionadas al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Grecia y Roma), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochitlán). Los aztecas también celebraban el nacimiento de uno de sus dioses: Huitzilopochtli. Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del sol poderoso, y así hay varios casos más.
Los romanos, celebraban el 25 de diciembre la fiesta del “Natalis Solis Invicti” o “Nacimiento del Sol invicto”, asociada al nacimiento de Apolo. De esta fiesta, los primeros cristianos tomaron la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo. Los germanos y escandinavos, celebraban en las mismas fechas, el nacimiento de Frey, dios nórdico del sol naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que se transformó en el árbol de Navidad, cuando llegó el cristianismo al norte de Europa.

Origen de la “costumbre navideña”.
Ahora sabemos que la costumbre navideña está totalmente fuera de la realidad bíblica, ahora vemos de donde surge. Hallamos que en los días en que el imperio romano gobernaba, los cristianos del primer siglo eran perseguidos por confesar al Señor Jesús, (roma sostenía que solo el cesar era el único Señor). Tiempo después un emperador (Constantino) en una visión vio una cruz en el cielo -dice la historia-, y ordenó que todo el imperio romano se convirtiera al cristianismo; pero lejos de convertirse lo que sucedió fue una mezcla entre el cristianismo y roma, donde los lideres de aquel entonces empezaron a ceder a la presión del imperio romano, y terminaron adaptando las costumbres paganas de roma y asegurando que tenían cabida en la historia bíblica y llegaron así a, -entre otras cosas-, declarar la fecha del 25 de diciembre como la fecha de “la navidad”, pero al escudriñar la historia nos damos cuenta que en esa fecha se celebraba la fiesta de la saturnalia, fiesta dedicada al dios sol y que se caracterizaba por el consumo de licor, idolatría e intercambio de regalos.
En una fábula babilónica se dice que Nimrod, que es el primer cazador en contra de las almas de Jehová (Génesis 10:8-9), se casó con Semiramis y tuvieron un hijo llamado Tamúz. A la muerte de Nimrod, Tamúz se casa con su madre (incesto), Semiramis decía haber visto en una visión un retoño verde de un árbol muerto (Nimrod), significando ello la resurrección de Nimrod en Tamúz. ¿Qué se celebra entonces para la "temporada navideña"? la escritura nos exhorta a tener cuidado con las costumbres de los pueblos, aun menciona que los árboles los trabajan para su idolatría:
Jeremías 10:3,4 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues un leño del bosque es cortado, lo trabajan las manos de un artífice con la azuela; con plata y oro lo adornan, con clavos y martillos lo aseguran para que no se mueva.


Sobre el “Arbolito”.
Entre los mitos nórdicos, descubrimos que el árbol era el centro del universo. Para los germanos, la vegetación también estaba asociada con la agonía mortal del sol; hecho coincidente éste con las Saturnalias. Los antiguos indoeuropeos observaban que hacia la mitad del invierno el sol quedaba inmóvil cerca del oriente meridional y luego se elevaba paulatinamente. A este fenómeno astronómico se lo conoció como el día del solsticio (sol detenido). Temiendo que la oscuridad de diciembre venciera al sol y lo ocultase, se decoraban las casas con acebo, hierba, muérdago y laurel, ya que estas hojas perennes, al seguir en el mismo estado aparente después de ser arrancadas, eran símbolo de inmortalidad. Además, se encendían leños; se hacían grandes fogatas y se prendían velas. Esta iluminación durante esa noche actuaba como una especie de magia imitativa que intentaba revivir al sol. Por lo tanto, en la mentalidad arcaica, los árboles iluminados no sólo eran símbolo de fertilidad sino de renacimiento solar.
Durante la Navidad, el leño se quemaba en el hogar; acto seguido, toda la familia iba a los servicios religiosos dejando el leño encendido. Si la tea ardiente se apagaba por alguna razón, esto era presagio de desgracia.
Según la leyenda, fue Lutero quien cambió esta costumbre entre los protestantes. Así, en lugar de quemar el leño, se le encendían velas. Dicha costumbre comenzó a difundirse en América para 1761 importada directamente de Alemania. Ya para 1850, por primera vez, en Nueva York comenzaron a iluminarse los árboles a gas.


Papá Noel ó San Nicolás ó Santa Claus…
La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de san Nicolás y una jovial figura medieval. El espíritu de navidad, en Rusia, lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.
En algunas partes de Alemania se puede observar la costumbre de prometer juguetes a los niños si son buenos y si no se les amenazaba con un personaje diabólico llamado "Nicolás el velludo” que se los iba a llevar en una bolsa.
En la tradición cristiana suele relacionarse con el obispo Nicolás de Lacia. Hombre famoso por su generosidad y sus donaciones. Se dice que Nicolás murió el 6 de diciembre. Sus restos fueron transportados al sur de Italia y la Iglesia lo canonizó como "San Nicolás”.
Pero una mirada más profunda nos evidencia que este personaje tiene raíces en la mitología nórdica. Odín era un dios que vivía en una estrella. Además, tenía una larga barba blanca y un extraño sombrero. Los teutones creían que, después de la fiesta del sol, el 25 de diciembre, Odín cabalgaba con las almas de los difuntos hasta el 6 de enero. El ventarrón que levantaban tras su paso atraía las semillas: de esta manera fertilizaba la tierra.

<>.

En resumen: La Palabra de Dios nos exhorta a no adaptarnos a las formas y costumbres religiosas del mundo, es decir, creencias o prácticas que no proceden de nuestro Dios y que por consiguiente no tienen ningún valor (Jeremías 10:2-3).
Jer 10:2-6
Así dice el SEÑOR: El camino de las naciones no aprendáis, ni de las señales de los cielos os aterroricéis, aunque las naciones les tengan terror. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; pues un leño del bosque es cortado, lo trabajan las manos de un artífice con la azuela; con plata y oro lo adornan, con clavos y martillos lo aseguran para que no se mueva. Como los espantapájaros de un pepinar, sus ídolos no hablan; tienen que ser transportados, porque no andan. No les tengáis miedo, porque no pueden hacer ningún mal, ni tampoco hacer bien alguno. No hay nadie como tú, oh SEÑOR; grande eres tú, y grande es tu nombre en poderío.
Por lo cual, se hace necesario, desenmascarar las artimañas del enemigo; para que no seamos presa fácil de sus fascinaciones.
En Jeremias 15:19 la palabra de Dios dice: “Entonces dijo así el Señor: Si vuelves, yo te restauraré, en mí presencia estarás; si apartas lo precioso de lo vil, serás mi portavoz. Que se vuelvan ellos a ti, pero tú no te vuelvas a ellos.”
Dios quiere restaurarnos completamente y prepararnos para su venida gloriosa; para ello se hace necesario separar lo vil de nuestra vida y ser luz en medio de la oscuridad del mundo. Recordemos que unos de los enemigos que se han levantado en el final de los tiempos, son el ecumenismo y el sincretismo religioso; que pretenden unificar todas las creencias religiosas en una sola, adaptando las costumbres de cada una, no importando el nombre de su dios, sino enfatizando las similitudes y tolerando las diferencias. Seamos como Daniel y los tres hebreos, quienes propusieron en su corazón no contaminarse con la comida, ni la bebida del rey de Babilonia, y por no contaminarse, no les hizo nada el horno, ni los leones, pues a ellos, Dios les dio inteligencia y sabiduría y un espíritu extraordinario que superaba diez veces a todos los sabios y encantadores de Babilonia. Daniel 1:20.

IMPORTANTE:
Amado hermano, con este estudio no se busca traer contienda en los hogares y mucho menos “robar la infancia” a los niños, pero si debemos extirpar la ignorancia, tratemos de no tocar la inocencia de los niños, pero debemos siempre proclamar y enseñar la verdad a la luz de La Palabra.
¿Qué debiéramos hacer entonces en estas fechas?
Lo tomamos como un día más y no nos “enganchamos” en la vorágine en que está todo el mundo. Si la fecha cae en un día de reunión NO LA SUSPENDEMOS a la rnión, sino que estamos como siempre en la celebración al Señor. Si cae un día que no hay culto, estamos con nuestras familias y parientes (No enganchados a full con “el espíritu navideño”); sino siendo LUZ en medio de las tinieblas. Podemos compartir la mesa con ellos (pero como se comparte en tantas otras ocasiones).
Podemos aprovechar -ya que está la familia reunida- y compartirles del Evangelio de Jesucristo.

Muchas veces tenemos la iglesia abierta en esta fecha donde se ora y se intercede por la ciudad; también para recibir a gente que, en estas ocasiones, anda sola, en la calle, agobiada por la tristeza.
De todas maneras cada uno toma su decisión. El evangelio no se impone; se expone. Nosotros simplemente exponemos la verdad a la luz de La Palabra, luego la decisión es personal. Sería bueno recordar lo que dijera el Ap Pablo: “Todo me es lícito; pero no todo me conviene” “Todo me es lícito; pero no todo edifica”.

Mañana Continuará… (Hablaremos sobre la Fecha “25 de dic”)

2 comentarios:

  1. ESTO DEBERI A DE LERSE CADA VEZ QUE SE PUEDA LA IGNORANCIA NOS LLEVA POR LA OBSCURIDAD.

    ResponderEliminar