viernes, 17 de abril de 2015

LAS PROMESAS DEL SEÑOR

Josué 1:1-2 LBLA  Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo del SEÑOR, que el SEÑOR habló a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora pues, levántate, cruza este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
El nombre Josué, en el idioma hebreo se dice “Yejoshúa” (H3091) y significa Salvado de Jehová. Podemos ver también que Josué era hijo de Nun (H5126) cuyo significado es perpetuidad. Es interesante que el Señor al dirigir Sus palabras a Josué lo primero que hace es ordenarle dos cosas: (1) levántate y (2) cruza este Jordán.  La palabra Jordán  quiere decir el que desciende. Josué era ayudante de Moisés, es decir, que él le servía al Señor mediante la ayuda que ofrecía a Moisés; pero al momento en que Dios le habla a Josué y le ordena que se levante, vemos en la Escritura que Moisés había muerto, razón por la cual entendemos que en ese momento Josué se encontraba abatido, afligido, postrado en el suelo a causa del momento que se encontraba viviendo, no solo él sino también el pueblo de Israel, pues su líder había muerto.
Todos nosotros, que le servimos al Señor, debemos saber que este es un privilegio que Dios nos concede y que sin importar que tipo de servicio nos haya tocado ejercer, necesitamos llevarlo a cabo con amor y excelencia, pues aunque pensemos que tal vez nadie nos ve o ni siquiera conocen el área en la cual servimos; Dios sí nos está viendo allá en lo secreto y nos está formando y en su momento nos llamara, tal como vemos le sucedió a Josué.  El servicio es una bendición, sin importar cuál sea el mismo, pues a quien le servimos es a Dios.
Una vez se levantara Josué, lo próximo a hacer era cruzar el Jordán; es decir, él debía atravesar la circunstancia que lo estaba deteniendo y llegar al otro lado; el Señor no quería que él que se quedara postrado donde estaba ni que tuviera temor, pues Dios tenía planes para su vida. De la misma manera nos dice Dios a nosotros; pues es necesario que nos levantemos del lugar donde hemos estado postrados, pensando tal vez que no podremos salir adelante ni obtener la victoria.  Es una orden que el Señor nos da para que dejemos atrás todo desánimo y hagamos las cosas que Dios nos ha pedido que realicemos.  Debemos actuar en fe y en obediencia a la voz de Dios, sabiendo que Él ha prometido que no nos dejara ni desamparara.
1 Crónicas 28:20 BLS  Además, David le indicó a Salomón quiénes quedarían bajo sus órdenes y lo ayudarían a construir el templo: los sacerdotes y sus ayudantes, que por turnos prestarían sus servicios en el templo de Dios; los obreros expertos en trabajos manuales; los jefes y todo el pueblo en general. Luego, David le dijo a Salomón: «¡Sé fuerte y valiente! ¡Cumple con tu trabajo y construye el templo de Dios! ¡No tengas miedo ni te desanimes, porque Dios siempre estará contigo! Él no te dará la espalda ni te abandonará».
En el versículo anterior vemos que el rey David le dice a su hijo Salomón las mismas palabras que Dios le dijo a Josué; se fuerte y valiente. El rey David es figura de nuestro Señor Jesucristo y Sus palabras para nosotros es que seamos fuertes y valientes. Si a Salomón y a Josué se les dice que se esfuercen y sean valientes es porque en algún momento ellos iban a tener miedo y sus fuerzas iban a menguar.
Lamentablemente, hoy día muchos cristianos dejan de esforzarse por lo que terminan alejándose de la voluntad de Dios. Es necesario que batallemos en contra del desánimo y de los temores que el enemigo de nuestra alma quiere plantar en nuestra mente para desviarnos del propósito de Dios y que no cumplamos Su plan divino.  Ahora bien, la valentía se puede llegar a perder también como consecuencia de las cosas que vemos, que oímos y que finalmente terminamos declarando por nuestros labios; pues si prestamos atención solo a cosas negativas y permitimos que la gente nos ministre cosas que no vienen del corazón de Dios, tarde o temprano tendrán efecto en nuestra mente y alma, por lo que nos debilitamos y atemorizamos. El Señor nos alienta y nos dice que no debemos temer, sin importar cuál sea el gigante que se ha levantado en contra nuestra, pues Él es quien nos sostiene y nos defiende.  Es necesario que seamos definidos en lo que concierne al Señor y depositemos nuestra confianza plenamente en Dios y Sus promesas.
1 Crónicas 28:20 RV 1960  Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
En esta versión de la Biblia se utiliza la palabra anímate; entonces vemos que hay personas que no están animadas.  Cuando el gigante viene contra nosotros, él ataca nuestras emociones para hacer que nos entristezcamos y le demos paso al desánimo el cual nos conducirá a que desmayemos. 
Los dardos del enemigo son lanzados a nuestra mente.  Debemos batallar contra esos pensamientos negativos con los que nos han estado saeteando y vencerlos.  Si permitimos que los dardos del enemigo queden en nuestra mente, entonces bajaran a nuestro corazón y afectaran nuestra vida a través del desánimo. Los enemigos de la fuerza y valentía son el temor y el desmayo.  El temor inhabilita a las personas para ejercer apropiadamente algún cargo en específico. 
1 Samuel 17:50 RV 1960  Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.
En el contexto de este pasaje bíblico vemos que el pueblo de Israel estaba atemorizado a causa del gigante Goliat, quien se oponía al pueblo y con sus palabras los amedrentaba. Sin embargo, vemos que David no se dejó intimidar ni oyó sus palabras; sino que él enfrentó al gigante con valentía pues David confiaba plenamente en el Señor y sabía que le daría la victoria. Cuando nosotros nos detenemos a escuchar palabras negativas o hacemos caso a lo que el enemigo de nuestra alma quiere hacernos creer, nos volvemos vulnerables a sus ataques porque dejamos de creer en Dios.  Es importante que nos guardemos de todo aquello que escuchamos y que es contrario a lo que Dios nos ha dejado escrito en Su bendita palabra.
2 Crónicas 32:7 LBLA  Sed fuertes y valientes; no temáis ni os acobardéis a causa del rey de Asiria, ni a causa de toda la multitud que está con él, porque el que está con nosotros es más poderoso que el que está con él.
2 Crónicas 32:7 BLS  «¡Tengan confianza y sean valientes! ¡No se desanimen ni les tengan miedo al rey de Asiria y a su gran ejército! Nosotros somos más poderosos.
El rey de Asiria tipifica a aquel que se opone a todo lo que es de Dios.  Hay que tener en cuenta que Dios está de nuestro lado y Él es más poderoso que cualquier  circunstancia adversa que nos sobrevenga, por lo que no debemos temer lo que nos pueda hacer el hombre, ni a ningún ataque del enemigo, pues ciertamente Dios pelea por nosotros y nos defiende.
2 Crónicas 28:20 LBLA  Y vino contra él Tilgat-pilneser, rey de Asiria, y lo afligió en vez de fortalecerlo.
Las personas se sienten en estreches porque están siendo oprimidas por el enemigo pero nosotros hemos sido llamados a libertad.  Es necesario que nos levantemos como valientes guerreros y peleemos la buena batalla de la fe; que no se aflija nuestro corazón sino más bien confiemos en el fiel cumplimento de las promesas de Dios.
1 Crónicas 28:20 RV 1960  Dijo además David a Salomón su hijo: Anímate y esfuérzate, y manos a la obra; no temas, ni desmayes, porque Jehová Dios, mi Dios, estará contigo; él no te dejará ni te desamparará, hasta que acabes toda la obra para el servicio de la casa de Jehová.
Una de las promesas del Señor es que estará con nosotros. Él no nos desamparara ni nos dejara hasta terminar la obra que comenzó en nosotros.  Si creemos en estas promesas no tendremos temor.
Josué 1:5 RV 1960  Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
Otra de las promesas que el Señor nos ha dejado escritas en Su bendita palabra es que nadie nos podrá hacer frente en todos los días de nuestra vida, pues Él estará con nosotros así como estuvo con Moisés.
Deuteronomio 31:8 RV 1960  Y Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides.

Declaremos las promesas del Señor sobre nuestra vida día con día y que no se desaliente nuestro ser al momento de atravesar desiertos o valles, pues Dios estará con nosotros en todo tiempo y lugar; mas Él nos ha dado la orden de ser fuertes y valientes; de no temer ni desmayar y debemos ser obedientes a Su voz.  Es hora de levantarnos del lugar en el que hemos estado postrados y cruzar el Jordán con rumbo hacia la conquista, confiando plenamente en el Señor.

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