Apocalipsis 2:1-7)
A. Destinatario:
La primera carta
estaba dirigida a la iglesia de Éfeso, que fuera una gran ciudad del Asia
Menor, puerto de mar y centro comercial y exportador. Fue también la ubicación
del gran templo de Artemisa (Diana).
Esta gran ciudad
fue tan completamente revuelta por el mensaje de Pablo que los plateros se
amotinaron porque creyeron que su negocio de hacer altares para Diana se veía
amenazado (ver Hechos 19:23-41). Había también
mucha gente que practicaba magia. Como
resultado de la prédica de Pablo, una cantidad de los que practicaban artes
mágicas creyó en Jesús, luego trajeron sus libros y los quemaron (Ver Hechos 19:13-19).
La iglesia de
Éfeso era la más privilegiada de todas las iglesias porque fue bendecida con
los mejores pastores de la época. Fue pastoreada sucesivamente por el apóstol
Pablo, Apolo, Timoteo y el apóstol Juan. Por tanto, fue la más preparada en la
Escrituras y doctrinalmente ortodoxa.
Pero a medida que
se iba expandiendo grandemente la iglesia, gracias a su firme apoyo en la
Palabra de Dios, cambio a una organización y se sistematizó. Naturalmente, su
primer amor empezó a desvanecerse y enfriarse poco a poco. La oración y la
alabanza cesaron y el servicio de adoración se inclinó a la forma y el ritual.
B. La presentación de Jesús.
Muchas iglesias
actuales tienen miembros que simplemente asisten a los servicios. Escuchan el
sermón del pastor, se interesan por las cosas científicas y filosóficas y por
el ministerio de la iglesia, pero se olvidan del Jesús que está presente. Él es
la razón de nuestra asistencia y nuestra adoración. Estas iglesias se caracterizan por no llevar
a la gente a sentir su necesidad de ser salvos, ni los alienta a ser bautizados
con el Espíritu Santo ni a orar por los enfermos. Por tanto, nadie se
arrepiente. Nadie recibe el Espíritu Santo. Y nadie recibe es milagrosamente
sanado de la enfermedad. Las obras de Dios desaparecen y son reemplazadas por
los esfuerzos humanos. El servicio se vuelve una reunión humanista, desprovisto
de nutrición y bendición espirituales.
La iglesia de
Éfeso había llegado a ser así. Primero fue una iglesia centrada en Dios, llena
de la Palabra y el Espíritu Santo, pero luego se degeneró en un cuerpo
humanista inclinado a la actividad y organización.
Jesús mostró su concepto de la iglesia con su reprimenda:
“¡Miren! Todavía camino en medio de los
siete candeleros con las siete estrellas en mi diestra, pero ustedes se olvidaron”
(paráfrasis del autor).
C. Elogio
El método que
usaba nuestro Señor para disciplinar fue siempre encomiar antes de reprender. Nuestros sentimientos se hieren menos en esa
forma y estamos más abiertos a la reprimenda para corregir nuestras faltas.
Este enfoque es también efectivo para criar a nuestros hijos y para todas
nuestras relaciones.
Jesús encomió a
los efesios porque su obra había estado centrada en Cristo. También trabajaban
sacrificadamente, soportando los
problemas y las dificultades con mucha perseverancia. El también elogio su
pureza; ellos no toleraban a los que eran malos. Por el contrario echaban de la
iglesia a los falsos apóstoles.
Conforme a la
tradición judía, los nicolaítas aludidos en el versículo 6 eran los seguidores
de Nicolás, que habían caído en la fe ortodoxa, introduciendo la filosofía
griega hereje en la iglesia. Nicolás sostenía la creencia que el espíritu del
hombre es bueno y puro, pero su cuerpo es fundamentalmente malo por siempre. El
espíritu no es afectado en absoluto por las actividades corporales porque el
espíritu es puro y santo siempre. Por tanto el espíritu propio no es afectado
dañinamente aunque uno lleve una vida libertina y desenfrenada, comiendo y
bebiendo como uno desee, viviendo inmoralmente. Dado que el espíritu es
purificado en cuanto el hombre cree en Jesús, no hay diferencia para su cuerpo aunque haga lo malo.
Muchas iglesias
siguieron a los nicolaítas entrando en corrupción y libertinaje. Además, los
nicolaítas sistematizaron a la iglesia estableciendo una jerarquía pecaminosa.
Se comprende que nuestro Señor aborreciera las obras de los nicolaítas. La
iglesia de Éfeso también los aborrecía, por eso Él los elogió.
D. Reprimenda.
Enseguida nuestro
Señor reprende ásperamente a la iglesia, declarando “has dejado tu primer amor”
(vrs. 4). Grave problema, sin duda. Ellos habían aprendido bien la Palabra,
pero al haber estado atareados con sus muchas actividades, incluyendo el
servicio, el sacrificio y soportando dificultades, perdieron a Jesús de su
blanco. ¿Qué les quedaba sino la forma y el ritual?
La situación era
análoga a lo que puede pasar en una relación conyugal. Cuando se pierde el
amor, el marido queda ligado solamente por el deber de ganar el pan para su
familia. La esposa queda atada solamente por su deber de criar a los hijos y
manejar la casa. No hay un día de descanso para la irritación y las peleas en
un hogar así.
Lo mismo rige
para la iglesia. Una vez que se ha enfriado la relación ferviente del creyente
con Jesús, irán a la iglesia los
domingos por pura costumbre. Se comportan sin gozo ni entusiasmo. ¿Cuántas
iglesias como esa hay en la actualidad? ¡Cuán fervientes deben haber sido los
primeros cristianos cuando creyeron primero en Jesucristo! ¿No dice la Biblia
que estaban todos llenos con el Espíritu Santo?.
Por tanto, la
iglesia no puede agradar a Dios a menos que sus miembros mantengan la constante
y ferviente comunión con Cristo.
E. Exhortación.
Jesús exhortó a
la iglesia de Éfeso a recordar “de dónde has caído” (vrs. 5) Olvidamos tan
fácilmente la bendición del Señor. También olvidamos su castigo. Jesús dice:
“¿Qué pasó que ahora solamente tienes un fe hueca?”.
Si en esos
momentos vamos a nuestro Señor confesando lo que hemos hecho y nos
arrepentimos, podremos volver nuevamente a una fervorosa vida de fe. Entonces
no repetiremos la falla de la iglesia de Éfeso.
F. Promesa.
Jesús prometió
que cuando en la iglesia de Éfeso fuera restaurado el primer amor, serán dadas
dos bendiciones (ver vrs. 7)
Primero,
prometió el paraíso. Este paraíso es mucho mejor que aquel donde vivieron Adán
y Eva. El nuevo paraíso estará en el cielo. Cristo transformará nuestros
cuerpos de su anterior estado de deshonra a un nuevo estado glorioso; de la
debilidad al poder; de lo natural a lo espiritual, de modo que estos cuerpos
mortales se revestirán de inmortalidad, y viviremos por siempre con Él.
Segundo,
Él prometió que dará el fruto del árbol de la vida. Ese fruto no es dado tan solamente
por el placer de ver sino también para nutrir.
G. Interpretación de la profecía.
El nombre Éfeso
significa: “soltar, o “dejar ir”. De ahí, el nombre implica que el amor se
había ido y solamente quedaban forma y rituales.
La iglesia de
Cristo, que había estado al rojo vivo con el fuego del Espíritu Santo en sus
etapas iniciales luego de su ascensión, perdió lentamente su primer amor, por
lo que se había vuelto una iglesia con tan solo formas, como la iglesia efesia.
¿Que le pasará a
una iglesia que ha perdido su primer amor si no se arrepiente y vuelve al
Señor? Dios la visitará con castigo, como veremos en la próxima carta.
Fuente: (Párrafos
extraídos del libro “El Apocalipsis” de Paul Yonggi Cho)
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