Publicado por Carlos Roca Líder Pastoral de
MCN. Autor: APOSTOL DR SERGIO G. ENRIQUEZ.
Todos en algún
momento de nuestra vida somos probados, aunque no nos guste; pero es necesario
que nos prueben porque somos valiosos a los ojos de Dios; al oro lo tienen que
poner al fuego para quitar la basura y que entonces brillemos más, es lo
mismo que sucede con nosotros, en la prueba es donde se nos quitará aquello que
nos impide brillar como Dios desea que brillemos.
Lucas 16:10 LBLA El que es fiel en lo muy poco, es fiel también
en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo
mucho.
Aunque también
debemos saber que existen muchas pruebas y de pronto nos prueban en lo que
hemos considerado como poco, o sea; nos entregan algo que lo consideramos de
poco valor quizá, y eso lo menospreciamos, sin embargo en eso también nos están
probando. El problema es que caemos en el error de tener en poca estima algo
que tenemos, pero debemos analizar que es poco en relación ¿a qué?, porque si
alguien está escaso totalmente, aquello que es poco para unos, para otros puede
ser mucho.
Números 7:6-9 LBLA Entonces Moisés tomó las carretas y los
bueyes, y se los dio a los levitas. Dos carretas y cuatro bueyes dio a los
hijos de Gersón, conforme a su ministerio, y cuatro carretas y ocho bueyes dio
a los hijos de Merari, conforme a su ministerio, bajo la dirección de Itamar,
hijo del sacerdote Aarón. Pero a los hijos de Coat no les dio nada, porque su
ministerio consistía en llevar sobre sus hombros los objetos sagrados.
Sin embargo,
nosotros siempre estamos viendo quién tiene más que nosotros y entonces podemos
entrar en codiciar lo que tienen los demás. Lo que podemos ver en la cita
anterior es que la distribución de las carretas y bueyes no estaba siendo
justa, a los ojos del hombre, pero en realidad a los hijos de Coat, a los que
no les dieron nada, tenían una responsabilidad más grande que a los hijos de
Gersón y Merari, porque llevaban sobre sus hombros los objetos sagrados. A
veces vemos esto mismo en nuestra vida; todos reciben de todo y nosotros
seguimos esperando recibir la respuesta de nuestra petición; el problema es que
no hemos visto que estamos siendo probados en lo que tenemos, porque seguro es
más grande de lo que los demás no están recibiendo.
2 Samuel 6:2-7 LBLA Y David se levantó y fue
con todo el pueblo que estaba con él a Baala de Judá, para hacer subir desde
allí el arca de Dios, la cual es llamada por el Nombre, el nombre del SEÑOR de
los ejércitos, que está sobre los querubines. Pusieron el arca de Dios sobre un
carro nuevo, para que la pudieran llevar de la casa de Abinadab que estaba en
la colina. Uza y Ahío, hijos de Abinadab, guiaban el carro nuevo. Y lo llevaron
con el arca de Dios de la casa de Abinadab que estaba en la colina, y Ahío iba
delante del arca. David y toda la casa de Israel se regocijaban delante del
SEÑOR con toda clase de instrumentos hechos de madera de abeto, y con liras,
arpas, panderos, castañuelas y címbalos. Pero cuando llegaron a la era de
Nacón, Uza extendió la mano hacia el arca de Dios, y la sostuvo porque los
bueyes casi la volcaron. Y se encendió la ira del SEÑOR contra Uza, y Dios lo
hirió allí por su irreverencia; y allí murió junto al arca de Dios.
Dios se encendió
en ira porque el Arca no debían trasladarla en carreta, sino en los hombros. A
veces cometemos el error de estar envidiando lo que tienen otras personas y nos
olvidamos del privilegio que Dios nos ha confiado, el cual a los ojos de Dios
es más grande que el privilegio que tienen los demás, el problema es que por la
falta de entendimiento, nuestra visión espiritual es cegada y deseamos las
bendiciones de otros en lugar de agradecer las bendiciones que Dios con amor
nos ha regalado.
Por eso es que a
veces la prueba que recibimos, nos lleva a perderlo todo lo que tenemos con el
propósito que nuestros ojos espirituales sean abiertos y que sepamos valorar lo
que tenemos y que le preguntemos a Dios para qué recibimos lo que El nos envió.
Por eso debemos dejar de perder el tiempo, quejándonos delante de Dios por las
cosas que no tenemos porque las cosas más sagradas Dios las ha confiado en nosotros,
solamente debemos estar agradecidos y nuestra perspectiva de ver las cosas
cambiará.
Josué 13:33 LBLA Pero a la tribu de Leví, Moisés no le dio
heredad; el SEÑOR, Dios de Israel, es su heredad, como El les había prometido.
¿Cuál será
nuestra prioridad? Porque si estamos enamorados de Dios, El es todo para
nosotros y con El estamos completos. Lamentablemente a veces caemos en el mismo
error que cayó Esaú, quien cambió su primogenitura por un plato de lenteja;
pero si ese fuera nuestro caso, hoy es el momento en el que podemos pedirle
perdón a Dios y caminar por la senda de justicia en la que Dios desea que
caminemos, porque El nos conduce por el camino que nos lleva a la eternidad,
mientras que las ofertas que nos puede presentar el mundo las cuales son
pasajeras, aunque pueden ser hermosas, no dejan de ser pasajeras; pero todo lo
que Dios nos ofrece para que le respondamos en obediencia, es eterno, aunque no
lo veamos, es eterno porque por la fe sabemos que todo lo que se ve, fue hecho
de lo que no se ve.
Mateo 25:14-16 LBLA Porque el reino de los
cielos es como un hombre que al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les
encomendó sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos, y a otro uno,
a cada uno conforme a su capacidad; y se fue de viaje. El que había recibido
los cinco talentos, enseguida fue y negoció con ellos y ganó otros cinco
talentos.
De acuerdo a lo
que nos deja ver toda la parábola del versículo anterior, el que falló fue al
que se le confió 1 talento y prefirió esconder el talento que le habían
entregado y no ponerlo a trabajar. El amo se molestó con él porque además de
todo, lo había señalado de injusto y de otras cosas más, entonces lo echaron
fuera de su presencia. Quizá ese mismo personaje al que le habían confiado 1
talento, lo hubiera puesto a trabajar y tenía que demostrar que aunque fuera
poco, eso mismo iba hacer brillar y quizá más que los demás; como hoy puede
estar sucediendo con muchos de nosotros; debemos poner a trabajar lo que nos
hayan confiado y esforzarnos por hacer nuestro mejor esfuerzo por presentar
resultados agradables a Dios.
Ester 6:3 PDT El rey preguntó entonces: —¿Qué honores se le
han rendido y qué recompensa se le ha dado a Mardoqueo por lo que hizo? Los
servidores que lo atendían le respondieron: —No se ha hecho nada por Mardoqueo.
Según la
historia judía, nos muestra que Mardoqueo hablaba muchos idiomas y en
determinado momento escuchó que un grupo de personajes que estaban cerca del
rey, lo querían matar; Mardoqueo se lo dijo a la reina y al final él fue quien
le salvó la vida. En ese momento no hubo nadie que le agradeciera a Mardoqueo
por haber salvado la vida al rey; pero llego el momento en el que el rey revisó
el libro de las memorias y vio que no se le había agradecido a Mardoqueo por
haber salvado la vida del rey; fue entonces cuando llego el momento de la
honra. Quizá eso mismo ha sucedido con nosotros, hemos hecho muchas cosas por
otras personas que jamás nos han agradecido los favores en los que nos hemos
esmerado, pero Dios lo ha visto desde Su trono y lo ha anotado en el libro de
las obras, principalmente cuando está relacionado con Su obra; pero llegará el
momento en que seremos recompensados, será en el momento que sea justo, para
bendecirnos cuando más aprovecharemos Su bendición.
La historia que
nos refiere el versículo anterior, nos muestra que el rey le concedió una
bendición indescriptible que superaría cualquier honra que nosotros podemos
imaginar. Por eso es que no debemos dejar de hacer el bien sin importar a
quién, porque en lo poco estamos siendo probados y en lo mucho nos pondrán
cuando Dios considere que lo podremos aprovechar al máximo.