NOTA de Carlos Roca (del Equipo de Líderes Pastorales MCN).
Salmos 46:1-11
01 Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
02 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar;
03 Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
04 Del río sus corrientes alegran la ciudad de Dios, El santuario de las moradas del Altísimo.
05 Dios está en medio de ella; no será conmovida. Dios la ayudará al clarear la mañana.
06 Bramaron las naciones, titubearon los reinos; Dio él su voz, se derritió la tierra.
07 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
08 Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra.
09 Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza,
Y quema los carros en el fuego.
10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.
11 Jehová de los ejércitos está con nosotros; Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah
Isaías 40:31 “pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.
La fidelidad es una palabra que envuelve muchos aspectos importantes, y que la mayor parte de las veces no tomamos en cuenta para constatar si somos personas fieles o no. Uno de esos aspectos son las presiones o las circunstancias que nos rodean. Ésta es una forma de probar la verdadera fidelidad de una persona. Cuando se está en medio de una situación difícil, de la crítica, del celo de los demás o problemas que están fuera de nuestro control, es el momento perfecto para saber si somos fieles o no.
Es muy fácil ser fiel cuando todo marcha bien, pero si por el contrario, estamos pasando por el fuego, es una buena oportunidad para demostrar si podemos permanecer en nuestro trabajo, con nuestra familia, no hablar mal de nadie y aún cumplir con lo que hemos prometido a otros. Sin embargo, la fidelidad de Dios es perfecta. El siempre cumple con lo que promete y permanece con nosotros en cualquier circunstancia, no depende de factores externos para que su fidelidad sea santa y perfecta.
A continuación, estudiaremos más acerca de esta fidelidad.
Pues la Escritura dice: "Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado” Romanos 10:11
Para que haya confianza tiene que haber fidelidad de por medio. Por esto, es que Dios es digno de nuestra confianza, porque Él no miente y siempre cumple con lo que promete.
¿Qué es confianza?
Es rendirse incondicionalmente sin reservas, darse, entregarse totalmente. Hoy día, estamos viviendo en una sociedad llena de dificultades y aflicción; pero en medio de cualquier circunstancia, siempre debemos tener presente que Dios tiene el control total de todas las cosas. Lo único que hay que hacer es confiar plenamente en Él y su Palabra, para que su fidelidad pueda ser manifestada.
Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”.
¿Qué es la aflicción?
Es tener alguna presión, angustia, tribulación, ansiedad o estar atravesando por cierta situación adversa, sobre la cual no tenemos control alguno.
Es importante que podamos confiar, rendir, dar a Dios, todo aquello que nos aflige, sabiendo que Él es el único que puede cambiar las circunstancias; y que uno mismo, las riquezas u otra persona no pueden hacer el trabajo de Dios en nuestra vida.
La fidelidad de Dios: Si pudiéramos definir la fidelidad de Dios, diríamos que es su habilidad para hacer lo que prometió, sin importar las circunstancias.
Una persona fiel: Es alguien que hace su trabajo de continuo y sin desmayar; alguien con quien se puede contar, de quien se puede depender y que no deja el trabajo que se le asignado.
¿En qué está basada la fidelidad de Dios?
• En el pacto que tenemos con Él.
Deuteronomio 7:9 “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones;”
Dios hará lo que prometió. El es digno de confianza. ¡Confíe en Él! El hombre, por más fiel que sea, es hombre y puede fallar en un momento determinado; pero, Dios es todo poderoso para cumplir lo que promete. Ríndase, confíe y entréguese sin reserva a Él.
¿Qué hay que hacer para que Dios cumpla lo que prometió?
1.- Manténgase firme en su confesión
Hebreos 10:23 “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”.
Cuando nos mantenemos firmes en lo que creemos, en este caso en la Palabra de Dios, empezamos a decir lo mismo que Dios dice; y cuando confesamos la voluntad de Dios para nuestras vidas, de una forma firme y sin fluctuar, estamos activando nuestra fe. Entonces, ¿qué es lo que debemos confesar?... lo mismo que Él dice en su Palabra y todo lo que El promete.
2.- Creer
Hebreos 11:11 “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido”.
En el momento que Sara creyó con todo el corazón, recibió lo que Dios le había prometido. Cuando usted no ve la promesa de Dios cumplida, ya sea en su cuerpo, con sus hijos, finanzas u otras, y no se mantiene firme creyendo, le da cabida a la duda, y cuando esto ocurre, su confesión se sale del curso, de la ruta. Es decir, si nos mantenemos declarando lo mismo que Dios nos promete, estaremos en el curso correcto y en el camino hacia el milagro.
3.- En quietud y en confianza
Salmo 4:8 “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”.
No debemos apresurarnos a tomar decisiones, pues no siempre el tiempo de Dios es nuestro tiempo. Algunas veces, pensamos que Dios nos va a dar algo en un momento determinado, pero Él es el único que sabe cuándo y cómo hacerlo. De pronto queremos dinero, pero todavía no sabemos ser buenos mayordomos; queremos un esposo o una esposa, pero todavía no hemos buscado a Dios lo suficiente para poder identificar la persona que Él quiere para nosotros. Queremos un negocio, pero aún no sabemos cómo cuidar el negocio donde trabajamos. Queremos cierta posición, pero no hemos servido a nadie o por lo menos no hemos aprendido a someternos a nuestras autoridades, por pequeñas que parezcan.
El Señor no puede cumplir una promesa en un momento donde sabe que usted puede ser piedra de tropiezo para alguien. Por eso es que, si no ha recibido alguna promesa, no piense que no va a venir, sino que no es el tiempo para que Dios la cumpla, pues le podría ocasionar un daño, o de pronto, no alcanzar el nivel de madurez que Él desea que usted tenga. Mientras esas promesas llegan, debemos mantenernos firmes en nuestra confesión, creer con todo nuestro corazón en ellas, y esperar con quietud y confianza, en que van a llegar.
1° Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
¿Hasta cuándo debo esperar la promesa?
Hasta el final. Esto es parte de la fidelidad de Dios; El siempre cumple lo que promete, pero en su tiempo. Y esperar también es parte de la fidelidad hacia Dios, pues debemos creer y confiar en El hasta en las peores circunstancias.
Reflexión.
• Debemos Orar pidiendo perdón a Dios por la falta de fidelidad y para que nos ayude a ser tan fieles como Él. Y si se ha abandonado algo, volverlo a retomar (ejemplo, el servicio a Dios en la iglesia).
• Y pedirle perdón a Dios por ser impacientes y no saber esperar a que sus promesas se cumplan.