”Y serán para mi especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos… “ Malaquías 3:17
Los reyes de la antigüedad solían poseer muchas joyas con las que ornamentaban sus cuerpos, sus palacios y hasta sus caballos. Tenían además un tesoro especial, único; compuesto por exquisitas joyas que cuidaban con gran celo. Su único objetivo era que su dueño pudiera admirarlas y regocijarse con ellas; eran posesión absoluta del rey.
A esta clase de tesoro se refiere el Señor en su Palabra cuando habla de los suyos. Dios te creó de una manera especial, como una joya única que no tiene otra igual y te adornó con diferentes formas de belleza para recrearse observándote desde su morada.
Ten presente que este es un gran privilegio para ti, y que Él no desatenderá ese tesoro que tanto esfuerzo le costo conformar. Si Jesucristo está en tu corazón eres además una piedra preciosa lavada por su sangre y el sello del Santo Hijo de Dios reposa sobre ti. No hay pues lugar para la autoconmiseración en la vida de los hijos de Dios.
¿Cómo es que Dios hizo tantos rostros diferentes solo con dos ojos, una nariz, una boca y un par de orejas? Sucede que Dios es muy pero muy sabio. Dios es tan magnífico que jamás repite su obra, él es un gran artista y con su arte ha llenado el mundo de cosas bellas.
La más bella y especial de ellas, eres tú ¿lo sabías? Dios te creo de una manera especial para que seas diferente a todos los demás y ha puesto en ti dones y talentos para que uses a lo largo de tu vida también de una manera diferente y especial.
Tú no debes parecerte a nadie más, no intentes ser igual a los personajes de la televisión ni a quien tú crees que son importantes, Dios te ha hecho distinto para que seas especial delante de Él y al único que debes parecerte es a Jesús.
Recuerda que eres único y eso es justamente lo que te da una belleza extraordinaria.
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