Consultemos las Escrituras para ello. Primero veamos el Salmo 66:18. "Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado". Si queremos obtener respuesta a nuestras oraciones, tenemos que estar bien con Dios en secreto. Nuestra vida privada se tiene que corresponder con nuestra vida pública. El pecado oculto, como una serpiente en el seno, quita toda vitalidad a la oración. Una mala conciencia es un verdadero obstáculo para que se concedan nuestras peticiones. Dios no derramará Sus bendiciones en vasos sucios. De modo que la primera condición para la oración que prevalece es una buena conciencia.
Ahora leamos Santiago 4:3. "Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites". Aquí aprendemos que los que piden algo a Dios con motivos egoístas se quedarán totalmente decepcionados. Dios no colaborará en la propia gratificación. Las oraciones que se registran en las Escrituras, y que recibieron unas respuestas tan maravillosas, fueron oraciones en favor de otros, u oraciones que tenían en vista la gloria de Dios en relación con aquellos que las pronunciaron. Así, una segunda condición es que haya un motivo limpio.
Luego veamos Santiago 1:6, 7. "Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor". Así, es necesaria una confianza inamovible si queremos obtener respuesta a nuestras oraciones. Dudar es deshonrar a Dios, y asestar un golpe de muerte a nuestras propias peticiones.
Examinemos ahora 1 Juan 3:22. "Cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él". Así, otra condición es que haya obediencia por nuestra parte. No se nos deja sin saber qué cosas agradan al Señor. Pero no es suficiente con saberlas. Tenemos que hacerlas si deseamos recibir de Él aquellas cosas que pedimos.
Volvamos de nuevo a Juan 16:23. "Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará". Aquí tenemos una quinta condición. Si la oración es en nombre de Cristo recibirá respuesta. ¿Qué significa orar en Su nombre? Desde luego, no significa orar acerca de cualquier cosa que nos plazca, y luego terminar diciendo: «Todo esto te lo pedimos en el nombre y por causa de nuestro Señor Jesucristo». Significa que aquello que pedimos debe ser algo a lo que el nombre de Cristo pueda ir verdaderamente unido, algo que Él pediría si estuviera en nuestras circunstancias. Esto demanda discernimiento espiritual, que solo puede adquirirse andando cerca del Señor. De modo que pedir cualquier cosa en Su nombre implica que estamos en estrecha comunión con Él.
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