lunes, 17 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
LOS SIERVOS DE DIOS - Estudio para Pastores -
Autor: Apóstol Sergio G. Enríquez O.
Es importante el ser reconocido como siervos de
Dios y no como siervos de los hombres; tal es el caso de Daniel, quien fue
reconocido como siervo de Dios aun por el mismo rey Nabucodonosor; lo que nos
deja ver que a pesar de que él se encontraba cautivo en Babilonia su
comportamiento lo distinguía de entre los demás, pues él había propuesto no
contaminarse y servir al Dios Altísimo. También vemos a Mefiboset, quien
en su caso, cuando David le pregunta por qué no se había ido con él, le
respondió: “mi siervo me engañó“, es decir que ese siervo no era siervo de
Dios, sino de él. Para diferenciar quién es siervo de Dios y quién no lo es, se
requiere un espíritu de discernimiento.
Malaquías 3:18 LBLA Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío, entre el que
sirve a Dios y el que no le sirve.
Uno de los beneficios en cumplir con el mandato
de Dios en cuanto a los diezmos, es que vendrá sobre nosotros un espíritu de
discernimiento que nos permitirá conocer quien es un siervo genuino de Dios y
quien no lo es, por esta razón es importante que enseñemos en nuestras
congregaciones sobre el diezmo, para que las ovejas lo practiquen y así venga
el discernimiento sobre sus vidas y no sean fácilmente engañados.
En Isaías 42:19 vemos que el Señor se pregunta ¿Quién es sordo
como mi siervo?, por lo que podemos decir que hay personas que no escuchan la
voz de Dios pero son sus siervos. También en Apocalipsis habla que
Jezabel contaminó a los siervos de Dios, es decir que los siervos también se
pueden contaminar, entonces no es fácil discernir quien es siervo de Dios, por
lo que necesitamos que sea Dios y no los hombres, quien nos reconozca
como Sus siervos. En la Biblia hay varios personajes a quienes Dios les
dice “mi siervo” y los llama por su nombre, y esto definió la función que ellos
debían desarrollar.
De Moisés dijo Dios en Josué 1:2, mi siervo Moisés
ha muerto, y luego Israel atravesó el Jordán, por lo que podemos decir que el
verdadero siervo de Dios debe morir para que el pueblo atraviese el Jordán y
entre a la vida en abundancia. Como siervos de Dios, debemos preparar a los que
han de llegar a serlo en nuestras congregaciones y no estorbar su caminar, ni
incomodarnos por el desarrollo que puedan tener.
En Hechos 2:18 dice Dios: en aquellos días derramaré de mi
Espíritu sobre “mis siervos y siervas” y profetizarán, entonces el siervo de
Dios debe ser lleno del Espíritu Santo, hablar en lenguas y profetizar, porque
puede ser que hayan pastores que no hablen lenguas, pero ellos deben buscar con
vehemencia esta llenura, para realizar la obra de Dios de manera
adecuada, también es necesario que profeticemos porque esa es la mejor
forma de activar a la congregación en el don de profecía.
La palabra Siervo es la traducción del griego
Doulos que significa esclavo, y un esclavo no tiene horario ni derechos, a la
hora que lo llamen debe presentarse ante su señor, entonces nosotros, como
ministros primarios, debemos ser siervos “doulos” del Señor.
En Apocalipsis 1:1 dice que este libro fue escrito para los siervos
de Dios, por lo que otra señal de un siervo es que le enseñan lo que ha de
acontecer, es por eso que debemos estudiarlo y entenderlo, ya que fue escrito
específicamente para nosotros.
2 Samuel 3:18 LBLA Ahora pues, hacedlo.
Porque el SEÑOR ha hablado acerca de David, diciendo: "Por mano de mi
siervo David salvaré a mi pueblo Israel de mano de los filisteos y de mano de
todos sus enemigos."
Sabemos que David quiere decir “mi amado“,
entonces si nosotros somos amados por Dios y somos siervos, la consecuencia es
que el pueblo será salvado de la mano de los filisteos y de todos sus enemigos,
esto por medio del evangelismo y de la liberación. Filisteo significa
errante o sin estabilidad, entonces el siervo está llamado a darle estabilidad
y a liberar al pueblo. No podemos tener iglesias llenas de creyentes
atados, sino que debemos liberarlos, para que al mismo tiempo aprendan sobre
liberación y también en la congragación se levanten personas que puedan
formar un equipo dedicado a la liberación, pero deben ser personas llenas del
Espíritu Santo, que tengan discernimiento y dedicados a la oración.
Debemos aclarar que liberación no es lo mismo
que consejería ni ministración, porque la consejería tiene que ser dada por un
sabio, pero este mismo sabio no puede liberar a menos que tenga también ese
don, es decir que cada quien debe dedicarse a su especialidad, según el
don que le ha sido dado de parte de Dios.
2 Samuel 7:8 LBLA Ahora pues, así dirás a mi siervo David: "Así dice el SEÑOR de los
ejércitos: 'Yo te tomé del pastizal, de seguir las ovejas, para que fueras
príncipe sobre mi pueblo Israel.
En el contexto de este verso podemos ver que
David anhelaba construir casa para Dios, pero esto iba más allá de las
atribuciones que Dios había determinado para él, por lo que le hizo ver que su
accionar tenía límites y que iba a ser su hijo el que le edificara casa y no
él. Los verdaderos siervos de Dios reconocen sus límites, es decir que no
debemos anhelar las cosas que Dios tiene determinadas para otros siervos, y
esperar que Dios sea quien nos de la vía para crecer y así dejarnos guiar en
nuestro accionar.
A David Dios le recordó donde estaba antes de
encontrarse con Él, cuando no buscaba ser llamado sino que Dios decidió
llamarlo para ser el rey de Israel y lo ungió, es por eso que debemos esperar
el tiempo y el lugar en donde Dios nos quiere tener y no forzar puertas para
que se abran, porque en donde Dios nos quiere se nos abrirán las puertas de
bendición.
1 Reyes 11:13 LBLA Tampoco arrancaré todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo por
amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén la cual he escogido.
En este verso vemos como por amor a Su siervo
David, Dios decide preservar una tribu para que fuera gobernada por su descendencia,
por lo que si somos siervos de Dios, aunque nuestro comportamiento no sea el
debido, debemos entender que Su llamamiento y Sus dones son irrevocables y si
Dios nos ha llamado no podemos dejar este llamamiento, porque al aceptarlo nos
inhabilitaron para todo lo demás. Cuando Pedro dejó su llamado y
regreso a pescar, ya no pescó nada porque ya Dios lo había inhabilitado para
eso. Nuestro llamamiento es irrevocable y si estamos en medio de
problemas debemos saber que Dios cumplirá el llamado que nos hizo, aún en medio
de circunstancias adversas.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
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